Carta abierta de Bendita Mezcla a lxs minguerxs Paraguaipe

15 de Setiembre de 2023

[Equipo coordinador de Bendita Mezcla]




A las comunidades de Paraguay, a los jóvenes comprometidos en nuevos ministerios, a los ministros ordenados comprometidos con su pueblo, a la articulación nacional de Cebs, a los pastores de tierra adentro, a los jóvenes escuchadores de Bendita Mezcla Paraguay:

 

El domingo 23 de julio, en la Iglesia del Bañado Tacumbú, en las márgenes de Asunción y de frente al río Asunción, recibimos una confirmación. En una especie de telaraña humana, de manos que envían y bendicen, y con el óleo de manos de un sucesor de Pedro, recibimos las palabras: - Los ungimos como henduhára.

 

En la escuelita de Comunidad Bendita Mezcla siempre hablamos de escuchar. Hablamos y nos silenciamos, para escuchar. Por el mandato de Dios en el ‘Shema’, pero sobre todo porque creemos que ser henduhára, escuchadores, es un ministerio fuente, un movimiento primario de la fe que desencadena muchos otros servicios. Por eso, aquel domingo, en esa misma telaraña litúrgica, fueron ungidos otros cuatro ministerios de jóvenes comprometidos: perceptores de la salud mental, Yvy Ñangarekohara Defensores de la casa común, reconstructores de la dignidad (adicciones), Yvysy mo'ãhara.

 

Ese domingo fue el cierre de un proceso y el inicio de otros caminos, quizás por aquello de que ‘el puerto es el camino’. Para agradecer lo andado y animar lo venidero, queremos compartir algunas imágenes que hemos encontrado en el proceso, que nos pueden ayudar.

 

De la telaraña litúrgica a los lugares de los tiempos

 

Las celebraciones han marcado el estilo de las mingas. Por eso queremos partir de esa telaraña litúrgica donde fueron ungidos los ministerios de los jóvenes, para pensar dónde sucedió eso. Siempre hacer fiesta con lo que nos pasa, pero con los pies en la tierra. 

 

Por eso la pregunta es ¿Dónde estábamos cuando hicimos la unción de los nuevos ministerios? Estábamos en el bañado Tacumbú, uno de los barrios que descansan en las tierras bajas de Asunción, en los márgenes de la gran ciudad y en las tierras inundables del cauce del río     Paraguay. Bien nos lo dijo un vecino: ‘Somos los más ricos entre los pobres porque tenemos comunidad’. 

 

Ese barrio es una declaración de principios. Al describir ese territorio se cuenta el credo oculto de Bendita Mezcla: creemos en la fiesta de los más pobres que se vive en los barrios bajos, donde habitan los que no tienen el techo asegurado. 

 

La fiesta de los jóvenes en los márgenes como signo de los tiempos, los barrios populares como lugares de esos signos. Desde allí está naciendo un mundo nuevo, y en Bendita Mezcla reconocemos a esas comunidades como madres y maestras del camino que tenemos por delante. 

 

El bañado Tacumbu, las comunidades de San Pedro, como lugar donde Dios habla. Hemos vuelto con el corazón lleno de palabras, de rostros, de historias, con olor a esa tierra. Así como lo dice el nombre de nuestra escuelita, una mezcla bendita entre español y guaraní, en ese joropa que fue el idioma oficial de las mingas en Paraguay 2023. 

 

De los lugares-signos de los tiempos a la potencia transformadora de los procesos

 

En San Pedro pudimos contar la historia de siete años que nos trajo a Paraguay y que comenzó ahí mismo en el año 2016, en el encuentro continental de CEBs. Pudimos cosechar el camino y abrir nuevos senderos: jóvenes de diferentes comunidades, comprometidos para mejorar su comunidad desde su fe. 

 

Una diócesis histórica como San Pedro, toda articulada desde comunidades eclesiales de base y un barrio marcado por la vida de los frailes dominicos, de la vida misionera. Un Pedro en el campo y otro Pedro en la ciudad, rocas de procesos largos, de caminos comunitarios (¡en Koinonía!) que se sostienen en medio de la vida caótica del mundo popular. 

 

Todos los niveles de coordinación eclesial activados, todas las capas de la cebolla, de una verdadera Eklessia, es decir, una democracia radical. Por eso nos toca agradecer a las cocineras que se organizaron de los diferentes grupos de la parroquia san Felipe y Santiago, como a los animadores de CEB nacionales, como a las coordinadoras de grupos juveniles que confiaron, como a padres y madres      padres que acompañaron, como al obispo que sostuvo, como a los vecinos que nos acompañaron. 

 

Hemos sido testigos de una multiplicación de los panes, narrada por ese equipo de escuchadores locales, con Claudia, Pame, Rodri y las tías compañeras. La casa de Mirtha como cenáculo abierto a toda la vida y dispuesta a construir una familia sin límites     . Las rondas de tereré y mates, como espacio continuado de encuentros. Nunca ‘no estuvimos’ en ronda, es decir, ‘siempre’ circuló palabra, mate y se generaron encuentros. 

 

Un pueblo tan noble y sano, en proceso de parir nuevos ministerios desde sus compromisos creyentes, es fuente de mucha esperanza para el continente. 

 

De los procesos  y los Pasos

 

Los procesos son lo importante. Los eventos, como estas mingas que hemos vivido juntos en julio de este año, son momentos que quiere fortalecer el proceso, es decir, el largo camino de las comunidades. Queremos ser parte de esa larga marchad de nuestro pueblo por ser feliz, por ser libre, por ser más amorosa. 

 

En ese camino, cada paso es importante. Y se vuelve Pascua, cuando descubrimos la presencia de Dios en nuestro camino común. Por eso hemos buscado en estas mingas, el Paso de Dios entre nosotros. Les invitamos a continuar con esa pregunta en sus comunidades y a ejercitarse como ‘henduhára’, escuchadores de las buenas noticias que nuestros vecinos cuentan.

 

Hemos recibido en estas semanas, por medio de los grupos de Wazap, algunas fotos de jóvenes de las mingas, ejercitando en sus territorios los nuevos ministerios: buscando jóvenes con situaciones de salud mental, colocando el tema ambiental, nombrando su compromiso. Todo eso es fuente de enorme esperanza, son pasos que damos en este largo camino de tomar la fe en nuestras manos. 

 

Ser ministros, servidores, es tomar en serio nuestra fe. Es dejar de esperar de los curas, y madurar nuestra fe. Es tomar enserio el bautismo que nos hace sacerdotes, profetas y reyes. Ustedes lo están haciendo en comunidad, y eso es el camino que el Papa llama Sinodalidad. 

 

Fuimos enviados, el equipo de bendita mezcla y los jóvenes de las comunidades. Ahora, nos toca rumiar lo vivido y pensar juntos el siguiente paso. El mundo necesita su fuerza, dulzura y compromiso, el mundo exige su fe. 

 

Confiamos que podremos encontrar los caminos, siempre juntos. 

 

Desde el calor de la fibra óptica, en la virtualidad, a los cuatro días del mes de septiembre de 2023, les mandamos un enorme abrazo, agradecido y esperanzado.

 

El equipo coordinador de BM

Diego, Rossy, Lau y Fran

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