[Por: Ángela Cabrera]
“El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”. Esta es la condición que puso Jesús a sus discípulos, y a cada uno de nosotros, sus seguidores. Estas extraordinarias palabras del Señor, que se dicen rápido, emplean la vida entera para vivirlas. La profundidad que encierran y lo que conlleva, provoca la tentación de andarles por encima; aunque de hecho, siempre nos quedaremos cortos a la hora de meditarlas. Sin embargo, amparados en la misericordia divina, haremos el intento de orarlas…
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