[Por: Eduardo de la Serna]
Con alguna frecuencia he señalado que un gato no puede ser in-gatuno, un perro no puede ser in-canino, pero los seres humanos somos capaces (lamentablemente ¡muy capaces!), de ser in-humanos. Y quizás haya que señalar desconcertantemente que esa horrible capacidad es lo que nos constituye en humanos...
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