Comunicado de solidaridad con el pueblo de Nicaragua

03 de Julio de 2023

[Amerindia]




La experiencia de lucha por la libertad que vivió el pueblo de Nicaragua durante los años 70 y 80 del siglo pasado generó en cristianos de toda América Latina y el Caribe, Estados Unidos y Europa genuinos sentimientos de afecto y solidaridad que se manifestaron en un acompañamiento con aquel país que buscaba un propio camino en la región, cuyas banderas eran la búsqueda de justicia social para las grandes mayorías históricamente excluidas.

 

Los firmantes de este documento, recordando aquella época que levantó pasiones y esperanzas allende las fronteras del pequeño país centroamericano, hoy nos vemos profundamente preocupados y sorprendidos por el accionar de quienes detentan el poder en Nicaragua, cada vez más alejado de los principios éticos y liberadores con los que lucharon en contra del régimen de la familia Somoza.

 

Para nosotros, es profundamente doloroso saber que la querida Nicaragua desde abril de 2018 vive una profunda crisis de derechos humanos exacerbada por un autoritarismo más propio de los años más oscuros de América Latina, y que es totalmente anacrónico en el siglo XXI.

 

Y todavía es más doloroso saber que algunas personas que participaron de nosotros en acciones de solidaridad con Nicaragua puedan aceptar de forma acrítica el relato de la familia Ortega-Murillo, sin tener en cuenta las graves denuncias de violaciones a las libertades fundamentales certificadas por diversos organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Oficina del Alto Comisionado de la Organización de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH).

 

Con la misma fuerza del pasado, los firmantes de este comunicado, queremos hacernos solidarios con el pueblo de Nicaragua, que nuevamente se ha puesto de pie en búsqueda de su libertad.

 

Queremos saludar la valentía del pueblo de Nicaragua, que ante un régimen cada vez más atrincherado en la fuerza de la irracionalidad que representa el uso de las armas y la represión para mantenerse en el poder, ha preferido resistir de forma pacífica a la violencia del Estado, aún a costa del enorme sacrificio que el conjunto de la sociedad está pagando por ello.

 

Es la primera vez en 200 años que los nicaragüenses utilizan las armas de la no violencia para luchar contra el autoritarismo, y esto –como en el pasado-, creemos que es un signo esperanzador de cara a la construcción de una sociedad justa, democrática y respetuosa de la dignidad humana.

 

Para quienes vivimos las dictaduras en América Latina, es inaceptable la criminalización, falsos discursos de intervención externa, asedio, acoso, espionaje, persecución a las voces disidentes, exilio forzado y hasta desnacionalización de sus ciudadanos que se viene instaurando como política institucional en Nicaragua.

 

Lamentamos las acciones represivas y violatorias de los más elementales derechos humanos emprendidas en contra de los hermanos nicaragüenses, y nos manifestamos desde Manaos especialmente cercanos con la Iglesia católica y sectores de la sociedad que se manifiestan críticos a las políticas antidemocráticas, represivas y extractivas promovidas por el régimen, puesto que las consideramos contrarias a la dignidad del pueblo, que quiere libertad para trabajar por un país de hermanos, justo, libre e inclusivo.

 

Nos manifestamos solidarios con los agentes de pastoral asediados, reprimidos e injustamente encarcelados y sobre todo con monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, por sus valientes acciones proféticas al lado de los más vulnerables de la sociedad.

 

Reprobamos la manipulación del lenguaje religioso por parte de aquellos que, desde el poder, lo utilizan para manipular la conciencia de la población, especialmente de los más empobrecidos. Para nosotros, creer en Dios es practicar la justicia. El uso de la fe y de la religión para legitimar proyectos políticos reñidos con los derechos humanos del pueblo es una blasfemia, si leemos adecuadamente la Biblia.

 

Consideramos necesario que el cambio que se produzca en Nicaragua sea fruto de los ideales de fraternidad y justicia para alcanzar un desarrollo económico con justicia social, dónde los más pobres sean tomados en cuenta como sujetos de su propia historia y liberación; y que la paz social anhelada por aquel querido pueblo sea fruto de la justicia.

 

Los abajo firmantes, demandamos al régimen de la familia Ortega-Murillo el cese de todas las acciones represivas contra los nicaragüenses. Hacemos nuestras las palabras que dijeran los obispos de Nicaragua en mayo de 2014. “Señor presidente, usted tiene la capacidad de no defraudar la esperanza que muchos nicaragüenses depositaron en usted al iniciar su primer período presidencial en el 2007 y heredar a la nación un legado histórico digno de ser recordado por las futuras generaciones. Los años pasan y nadie es eterno” (Cfr. En Búsqueda de nuevos horizontes para una Nicaragua mejor, 42).

 

Hermanos de Nicaragua: Al escribir este comunicado, hacemos llegar a ustedes nuestra solidaridad y nuestro acompañamiento hasta que puedan alcanzar una sociedad justa, plural, libre y democrática. Nuestro compromiso solidario y militante es –y siempre ha sido-, con ustedes.

 

“Nicaragua es de todos los nicaragüenses, no de unos pocos. En la democracia todos, sin distinción, tenemos una voz que decir y una responsabilidad irrenunciable de contribuir a la justicia y a la paz” (Cfr. En búsqueda de nuevos horizontes para una Nicaragua mejor, 43).

 

En Manaos, Brasil. A los 26 días de 2023. Asamblea Continental de Amerindia.

Procesar Pago
Compartir

debugger
0
0

CONTACTO

©2017 Amerindia - Todos los derechos reservados.