[Por: Jesús Martínez Gordo | Religión Digital]
Es difícil -y más en una institución tan enorme y diversa como la Iglesia católica- que una decisión, por limitada que sea, no se preste a diferentes y enfrentadas reacciones. Es lo que, de nuevo, compruebo cuando repaso las tomas de posición de muchas personas y colectivos estos ultimos días ante la disposición, tomada por el papa Francisco, de incorporar -con voz y voto- un grupo de setenta laicos y laicas (la mitad de ellos, mujeres) al sínodo mundial de obispos que se va a celebrar el próximo mes de octubre en Roma para afrontar el siempre peliagudo asunto de cómo se ha de gobernar y estructurar la Iglesia e impartir magisterio…
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