25 de Junio de 2023
[Por: Margot Bremer]
La última jornada del Encuentro Continental de Amerindia que se celebra en Manaus, del 22 al 25 de junio de 2023, inició con una celebración de la tradición latinoamericana a partir del mito guaraní de la “Tierra sin mal”.
La celebración, liderada por la teóloga Margot Bremer –con el apoyo de algunos miembros de Amerindia Paraguay–, inició con una música instrumental, con arpas, que hace arte de las entrañas de la tradición cultural del pueblo paraguayo: el “Pájaro campana”.
En el centro de este espacio de interiorización estuvo el mito guaraní “apapokuva de Guyraypoty” (“Tierra Sin Mal”), que fue leído y compartido con el apoyo de varios miembros de Amerindia. A continuación, el texto con el resumen de este importante mito guaraní:
Mito apapokuva de Guyraypoty
Ñande Ru Vusu – Nuestro Padre Grande- vino a la tierra y habló a Guyraypoty: “ oren, la tierra va para Mal”.
Bailaron tres años, cuando escucharon el trueno que anunció el final.
La tierra iba cayéndose, desde el Occidente venía desmoronándose.
Y Guyraypoty habló a sus hijos:“Vámonos. El trueno nos da temblor”.
Y se fueron, se fueron al Este, a la orilla del mar.
Esperan durante algunos años. Primero hacen todavía chacra. Después dejan de hacerla. Viven de la recolección de frutas silvestres., pero no todas, Guyraypoty advirtió a sus niños a respetar el bien común diciendo:”Cuídense dejar una rama para que los que vienen atrás . de nosotros, también puedan comer.”
Guyraypoty pidió hacer a sus hijos una casa de madera Pidió también ayuda a Yuperu, la gaviota; a Suruva, otro pájaro y al pato silvestre que confiaba más en sus propias alas. Todos se negaron. Sin embargo, los hijos de Guyraypoty por fin pudieron terminar la casa de madera. Nuevamente Guyraypoty invitó a su familia a no tener miedo, seguir a danzar (orar). A cabo de tres años llegó el diluvio total que desbordó todo; el agua se levantaba como una alta muralla y se desplomó sobre las montañas. Comenzó a cubrió también la nueva casa construida.
Entonces la esposa de Guyraypoty le dijo a su marido: “Sube a la casa nueva. No tengas miedo, padre mío, extiende bien tus brazos a los muchos pájaros. Si se posan sobre ti pájaros buenos, levántalos hacia lo alto”.
Después hizo sonar la takuara contra el horcón de la casa flotante. Y Guyraypoty comenzó a cantar el canto ritual (del que se traslada a la Tierra sin Mal). La casa se movía, la casa giraba y se elevaba sobre las aguas y subía y subía. Llegaron a las puertas del cielo y justo detrás de ellos llegaron también las aguas.
Comienza el Diálogo de la asamblea, representado aquí simbólicamente por un diálogo entre el abuelo guaraní y un niño
Nieto:
Abuelo ¿qué significan los golpes de la takuara? (palo de bambú que resuena)
Abuelo:
El son de la takuara despierta la conciencia y da el ritmo a la danza-oración. Los guaraníes solemos comenzar nuestras celebraciones al son de golpes rítmicos dados a la tierra con la takuara. Lo pueden hacer solamente las mujeres, pues el líder espiritual necesita este ritmo para entrar en el ritmo de oración. Es una manera de despertar la vida oculta debajo de la tierra, a que crezca y participe.
Nieto:
Abuelo, en este mito se salva una sola familia del cataclismo, alcanza a penitas las puertas del cielo, pero todos los demás se ahogan. Me parece que este mito habla más de la destrucción y fin del mundo que de una utopía. No veo ningún lugar posible para una utopía que daría esperanza a una recreación.
Abuelo: Es verdad, aquí se habla más de la irrupción de las aguas desbordantes que inundan toda la tierra y hacen abandonar a la gente sus casas y chacras. Esta imagen simbólica de nuestros momentos de turbulencias nos ayudaría buscar más profundamente algún topos para la utopías.
Nieto:
Cuando los conquistadores querían imponerles otras utopías y otra cultura: ¿los guaraníes se levantaron contra ellos?
Abuelo:
En su gran mayoría sí; había mucha resistencia durante la colonización. En clandestinas asambleas comenzaron a revitalizar la propia mística que les iba a proteger de la “contaminación del régimen colonial” (Meliá). Pero aparentemente ya no encontraron ningún lugar para poder caminar hacia su propia utopía, ya que Otros inundaron todo su territorio. Pero resistieron, no resignaron.
El mito demuestra una situación de no-lugar y en permanente desinstalación y caminata, tanto a nivel mental como topográfico. Pero fíjate qué ocurrió en el camino de la familia de Guyraypoty.
Nieto:
Sí, ahora descubro lo que debe tener importancia: encontraron un árbol con frutas de yvapvro. Sin embargo, a pesar de tanta hambre, el padre no les permitió comer todas las frutas, sino dejar algunas para Otros que podrían venir atrás de ellos. Y más tarde, cuando decidieron construir una casa flotante (barco) casa común, todos se negaron uno tras otro, porque querían salvarse cada uno por sí mismo. ¿Qué importancia tendrán estos acontecimientos?
Abuelo:
Los momentos más caóticos son los momentos más kairticos. Si tienes la utopía profundamente incorporada en tu corazón, vas a encontrarla en medio de toda la turbulencia. Guyraypoty testimoniaba que tuvo inherente el sueño/utopía de la Tierra sin Mal y actuaba coherentemente con su visión del bien común para todos al decir que los hambrientos dejaron frutos para otros que pudrían venir atrás. No la redujo al individualismo como los demás que negaron su colaboración en construir la Casa Común.
Nieto:
Sí es verdad, abuelo. Ahora veo muy escondido en estos dos gestos, tan poco percibidos, un pequeño lugar (topos) de la utopía Tierra sin Mal. El hecho de dejar una rama de yvapovo/iaboticaba para posible gente que podría venir atrás, es signo de tener sentido comunitario; y éste tiene lugar para todos. Es la visión consciente de una interrelacionalidad entre todo lo existente. Es reciprocidad. El otro gesto manifiesta lo mismo en negativo. Aquellos que preferían salvarse solos y negarse a colaborar con un proyecto común- construcción de un barco común- eligieron un camino erróneo lo que confirma su posterior ahogamiento. De este modo se salvan muy pocos y Pero ¿cuál es el secreto?
Abuelo:
Si... Ese mito refleja algo del pesimismo en un momento de crisis. Nos revela que en tiempos de turbulencia hay que comenzar siempre con pequeños gestos de solidaridad y reciprocidad que nos presenta la vida cotidiana; lo importante es estar convencidos de la autenticidad de este camino. Te dará fuerza para una coherente práctica de ayuda solidaria. Con estos pequeños gestos comenzamos desapercibidamente a vivir ya momentos de la Tierra sin Mal. Esos momentos son los topos de nuestra utopía.
Nieto:
Abuelo, en el mito parece que la Tierra sin Mal termina en el cielo, pero tú dices siempre que a la Tierra sin Mal debemos tocar con los pies en esta tierra.
Abuelo:
Sí, la llegada al cielo significa la llegada a la morada de Ñanderuvusu, quien creó y recrea toda la vida a partir de esta utopía. Refleja su Ser y su Proyecto, presente en todos los pueblos y grupos que se identifican con este proyecto aún bajo otros nombres y matices, desconociendo el nuestro. La “llegada a las puertas del cielo” no es el fin de la tierra sino el comienzo de una recreación. Nuestra misión es ahora descolonizarnos de la contaminación del régimen neocolonial y aprender a pedir ayuda a personas y grupos con la utopía inherente y dispuestos a ponerla en práctica con otros.
Nieto:
Sí, abuelo. Esta visión tuya de la Tierra sin Mal me afirma que es un proyecto alternativo al de nuestro sistema poscolonial y neoliberal. Hoy hay un desequilibrio grande en la convivencia humana que se refleja en la misma tierra y la hace sufrir.
Abuelo, al final ¿qué mensaje nos puede aportar este mito para nuestros tiempos?
Abuelo:
¿No te has fijado, nieto mío, en la forma de la casa de madera que construyeron los hijos de Guyraypoty? Es la casa guaraní (particularmente de los Paí Tavyterá) puesta al revés, transformada en una casa flotante, una canoa. ¿No has pensado nunca que podría ser una llamada a todos nosotros hoy, a transformar radicalmente nuestro modo de pensar y de vivir? ¿No has pensado nunca que ahora tenemos un momento oportuno de transformar nuestra casa particular en una casa alternativa flotante, común para todos y así afrontar juntos las olas turbulentas?
La metáfora de la casa flotante nos interpela a descubrir la oportunidad de recomenzar con nuestra utopía común. Estamos en tiempos poscoloniales y descolonizadoras, momento a reinventar nuestra utopía, desde las raíces que nacieron en esta tierra.
El Abuelo se pone su corona de plumas y se dirige a todos los participantes:
El mito Guyraypoty parece tener un fin inacabado; termina con las “puertas abiertas”; es lo que nos invita a retomar y continuar la búsqueda de la Tierra sin Mal en medio de las turbulencias. Todos la tenemos adentro. Removamos las takuaras a despertarla y re-convencémonos que siempre del caos surge una nueva creación. Ha llegado el momento de tornar la mirada hacia arriba desde las “puertas abiertas del cielo” hacia adelante “con los pies en la tierra”, nuestro topos de la Tierra sin Mal y caminemos juntos.
Desafíos que nos deja el mito hoy:
¿Qué nos impide despojarnos de nuestros propios proyectos?
¿Qué nos impulsa unirnos con todos y colaborar con el gran proyecto?
Al concluir la celebración, y al recordar el símbolo de la casa flotante hemos escuchado la canción “Un velero llamado libertad”
Descargue, a continuación, el mito guaraní “Apapokuva de Guyraypoty”.
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