El Llano en llamas

12 de Mayo de 2023

[Por: Juan Manuel Hurtado López]




Hace apenas unos días tuvimos unos terribles incendios en nuestra región del occidente del país, en concreto en mi diócesis de Ciudad Guzmán, Jalisco. Los incendios duraron varios días y abarcaron tres Municipios: Chiquilistlán, Tapalpa y Atemajac de Brizuela. El más fuerte fue el de Atemajac, vimos las llamas impulsadas por el viento que se levantaban a más de doce metros de altura, quemando todo a su paso. Ahí son preciosas sierras de pinos y es muy bella la región. Hablando con el párroco de Atemajac me comentaba que el fuego había consumido 3 mil hectáreas de bosque. Algo trágico.

 

Usé este título para mi reflexión porque: así se llama la colección de cuentos del brillante escritor jalisciense Juan Rulfo: “El Llano en llamas”.

 

Fue un gran daño a la ecología de toda la región. Ciertamente estamos en época del estío; el pasto, la hierba y pequeños arbustos están secos, hace demasiado calor, y basta la braza de un cohete, una bachicha de cigarro arrojada al suelo o un descontrol en la quema del pasto para los cuamiles (pequeños terrenos en las laderas donde los campesinos pobres queman antes de sembrar).

 

¿Cuál fue la causa? A ciencia cierta no lo sabemos, pero el daño ya está hecho ¿Y la conciencia cómo queda? ¿Y el cuidado para cuidar tanto bosque y prevenir estos desastres dónde estaban? Ahora se teme el cambio de uso de suelo y se aproveche el terreno para agro-cultivos, privándole a toda esta región de la abundancia y riqueza del oxígeno limpio y generoso que tanta falta nos hace a los humanos. Y entonces surge siempre la sospecha: ¿No fue intencionalmente provocado? En esos mismos días, cerca del poblado donde vivo, Jiquilpan, hubo siete incendios. Y luego ahí se ve por todas partes la siembra de aguacate o agave.

 

Si tuviéramos un sentido más fino y responsable, más inteligente y en armonía con la creación, sobre lo que significa nuestra madre tierra como un ser vivo para nosotros, otros serían el cuidado y la responsabilidad con ella.

 

Aprendamos de la Teología India.

 

En el Altar Maya todas las direcciones del universo están acordadas para crear la armonía. Y no son puntos cardinales, sino direcciones del universo, y son cinco. Del oriente al poniente camina el sol, símbolo de la vida, de Dios. Y en el poniente muere el sol, se oculta, se pierde para dar vida. Así también camina Dios de oriente a poniente y muere para dar vida, para llenarlo todo con su fuerza, con su calor, con su luz. Es el Dios que camina con la humanidad. 

 

Y luego del sur al norte camina la humanidad. Camina con la fecundidad de la tierra con todas sus flores y frutos, con todas sus especies y variedades, como el maíz del que hay más de 600 variedades. Y camina hacia el norte, lugar de donde vienen los fríos, lugar del envejecimiento como las canas blancas, pero también lugar de la sabiduría.

 

Y lo más importante, es la quinta dirección del universo que está en el centro del Altar Maya, donde Dios se cruza con la humanidad para juntos tejer la historia, para juntos crear la armonía y la belleza, para juntos tejer la vida. Es el lugar donde está Corazón del Cielo, Corazón de la Tierra, como gustan nombrar a Dios los mayas. Es la jícara azul y la jícara verde. Nos encontramos ante una cruz cósmica, el cielo y la tierra, Dios y la humanidad. Y quien mejor para representar esta síntesis cósmica que el mismo Jesucristo: humano y divino al mismo tiempo, hombre-Dios, Cielo y tierra, síntesis de la creación en cual se involucró el mismo Dios haciéndose hombre.

 

Si esta sabiduría estuviera en nuestro corazón y en nuestra mente y así viviéramos sobre esta hermosa tierra, otro sería nuestro comportamiento. Pero quizá faltan miles de años para que aprendamos esta sabiduría de los mayas y, que para nosotros, todavía es un futuro muy lejano.

 

Imagen: https://elsuspicaz.com/incendio-en-montana-oriente-de-ciudad-guzman-avanza-hacia-tamazula/ 

Procesar Pago
Compartir

debugger
0
0

CONTACTO

©2017 Amerindia - Todos los derechos reservados.