30 de Diciembre de 2011
Señor Jesucristo:
A Ti nadie te enseñó a leer, pero lo intuyes todo. Nadie nos dijo que te enseña¬ron a escribir, pero estamos seguros que tu dedo trazó el borde de todos los confines. Si es que no hay correo que reciba y lleve mi carta, la confiaré a cualquiera de los muchos corazones buenos que aún creen en tu palabra y escuchan tus mensajes y esperan tus repuestas. Si no doy con tu dirección precisa, la endilgará hacia todo el uni¬verso, —cada uno de nosotros es un mundo chiquito— en donde estás Tú, con el Padre inmenso. Mons. Alberto Luna Tobar - Arzobispo de Cuenca (Ecuador)
Señor Jesucristo: A Ti nadie te enseñó a leer, pero lo intuyes todo. Nadie nos dijo que te enseña¬ron a escribir, pero estamos seguros que tu dedo trazó el borde de todos los confines. Si es que no hay correo que reciba y lleve mi carta, la confiaré a cualquiera de los muchos corazones buenos que aún creen en tu palabra y escuchan tus mensajes y esperan tus repuestas. Si no doy con tu dirección precisa, la endilgará hacia todo el uni¬verso, —cada uno de nosotros es un mundo chiquito— en donde estás Tú, con el Padre inmenso. Mons. Alberto Luna Tobar - Arzobispo de Cuenca (Ecuador)
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