[Por: Manuel Delgado]
En el mundo feliz de Huxley, la palabra “padre” se había convertido en “obscena”. Bastaba con escucharla para que los muchachos se pusieran colorados. En ese mundo de reproducción artificial, donde el sexo era solo una diversión de los recreos del colegio, quien dijera tener un padre (situación inusitada) era víctima de un “bullying” tan macabro que podía conducir incluso al suicidio…
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