El corazón de nuestro anuncio y el motor de nuestro actuar

09 de Abril de 2023

[Por: Daniel Niño, FSC]




Es probable que todos hayamos pasado por ese momento difícil e incómodo de dar un pésame. Fuera de una expresión de cliché, son más los gestos y la compañía lo que habla en esos momentos. Las palabras, sin embargo, parecen incomodar o ser insuficientes. Es como si la muerte en realidad tuviera la última palabra.

 

Aún así, esa impresionante sorpresa de descubrir el sepulcro de Jesús es la fundación de nuestra fe. La tumba vacía nos revela que en realidad es la vida la que prima por encima de la violencia, el odio, la envidia y el egoísmo. La ausencia de los restos de la muerte nos llena de esa esperanza que nos es tan necesaria. Todos aquellos que van hacia el sepulcro, no tienen ya un encuentro con la muerte, sino que vuelven llenos de esperanza.

 

De facto, una de las predominantes insistencias en el conjunto de los relatos de la pascua es el llamado a no temer: el miedo paraliza, deja mudo, inexpresivo y "como muerto" a quien lo experimenta. Son, en cambio, la esperanza y la alegría las emociones las que toman lugar en los creyentes que descubren en Jesús al viviente, vencedor de la muerte, y es de ello que dan cuenta al comunicar y compartir con otros la resurrección.

 

Justamente, Martha Nussbaum afirma que el miedo es la emoción que se encuentra a la base de la ira, la envidia, el asco como expresión del menosprecio y la segregación. El miedo es lo que socialmente motiva la destrucción del otro y, por vía de ello, la autodestrucción. Con todo, para  la filósofa, a ello se contraponen la esperanza, el amor y la imaginación de un futuro favorable. La emoción del amor es la única que nos dispone para construir, y la esperanza y la visión imaginativa, lo que nos pone en condiciones para continuar adelante.

 

Claramente, es natural que de cara a la muerte experimentemos miedo, pero solo en la medida en que lo superemos es que seremos realmente libres. A nosotros, cristianos, ya no pueden amenzarnos con la muerte, Jesús nos ha mostrado que ella no tiene la última palabra. Es la vida la que se sobrepone y sale victoriosa. Es por ello que se lee en los evangelios la constante invitación del resucitado a la alegría, su saludo de paz y, ante todo, la buena noticia que la vida ha triunfado y que el miedo ya no puede tener cabida. Ese es el corazón de nuestro anuncio y el motor de nuestro actuar.

 

¡Felices Pascuas!

 

Imagen: https://unsplash.com/es/s/fotos/tumba-vacia 

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