Encarar nuestros puntos ciegos

04 de Abril de 2023

[Por: Daniel Niño, FSC]




A pesar de ser generalmente asociado al mal, Satanás no representa necesariamente en la tradición bíblica la personificación de la maldad. A decir verdad, la palabra satanás es un sustantivo que significa “acusador” o, eventualmente, “enemigo”. Aun así, ciertamente aparece en algunos momentos como un sujeto, pero cuyas acciones definen su función. Normalmente se lo presenta como provocador, sembrador de duda, como en el conocido caso de Job, quien es llevado al límite para poner a prueba su fe.

 

Algo semejante habría que entender en el cuarto evangelio, durante la última cena. Al ofrecer Jesús el pan a Judas Iscariote, “detrás del pan, entró en él Satanás”. No es el mal lo que ha entrado en Judas, es la duda, la provocación. En ese momento él se encontraba, pues, en un momento de prueba, abocado a tomar una decisión, a asumir partido de cara al proyecto de Dios. Es más, Jesús mismo parece presionar incisivamente la decisión: “Lo que vas hacer, hazlo pronto”. 

 

Antes que condenar a Judas y juzgar su decisión, debemos todos ser conscientes de qué momentos de prueba semejantes se nos atraviesan a diario en nuestra vida. También nosotros nos enfrentamos a la duda, a decidir si actuar o no en coherencia con el proyecto del Dios de Jesús y cada uno es quien mejor puede, con autocrítica, dar cuenta de su propio seguimiento y ser juez de sus propias acciones. Satanás no es el malo, es el que nos hace encarar nuestros puntos ciegos. 

 

En sí, todo este proceso no tiene nada de negativo, al contrario, nos ayuda a decantar nuestra fe, reafirmar nuestras convicciones y fortalecer el seguimiento. Incapaces de cuestionarnos y dejándonos llevar por la inercia el paisaje sería, además de malsano y empobrecedor, muy peligroso. 

 

Sin autocrítica no hay crecimiento y terminamos por domesticar la fe, encerrándola en prácticas vacías y ritos caducos. Por ello, ante la escena de la última cena, cada vez que Jesús se nos ofrece como pan en la eucaristía, cada vez que comulgamos, es el espacio propicio para cuestionar nuestras propias estructuras y encarar y renovar nuestro compromiso con el Dios de Jesús. Entonces, vale la pena recordar que Judas atravesó un momento difícil y que al salir del recinto “era noche”: en medio de la oscuridad tampoco a nosotros se nos haría fácil juzgar y decidir a menos que tengamos claridad en el interior.

 

Imagen: https://www.reformiert-info.de/Das_Geschick_des_Judas-15205-0-56-2.html 

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