Gloria Dei, vivens pauper

03 de Abril de 2023

[Por: Daniel Niño, FSC]




Días antes de ser asesinado, al recibir el doctorado Honoris Causa en la Universidad de Lovaina, san Oscar Romero reinterpretó en su discurso la sentencia de san Ireneo " Gloria Dei, vivens homo " (la gloria de Dios es que el hombre viva), haciéndola más concreta, según él, al reformularla en otros términos: " Gloria Dei, vivens pauper " (la gloria de Dios es que el pobre viva). Esta es, sin duda alguna, una síntesis del sustento de la teología, no solo latinoamericana, sino de la iglesia toda.

 

En efecto, no se entiende un cristianismo alejado de la lucha por la dignificación del pobre: en ello radica una nota identitaria fundamental de nuestra iglesia. No es, por tanto, "pobretología" centrar la mirada, la reflexión y la acción en favor de los pobres, se trata de la esencia del seguidor de Jesús. 

 

Así, cuando en el cuarto evangelio Jesús afirma: "a los pobres los tendrán siempre con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán", hay un conglomerado polivalente de múltiples elementos en juego. De un lado, ese anuncio desesperanzador de la presencia inagotable de pobres es, más bien, una crítica a la sociedad/comunidad que permita y posibilite la pobreza: mientras haya pobres no habrá plenitud de la alianza con Dios, no hay reinado de Dios. Entonces, consecuentemente, tal sociedad/comunidad no tiene a Jesús. De hecho, ¿qué comunidad es aquella que no procura la dignidad de sus miembros?

 

De otro lado, la presencia de Jesús parece quedar en entredicho: mientras haya pobres no hay reinado de Dios, luego ¿Jesús está presente o no? La cuestión sería más bien dónde es que se hace presente. Tenemos la certeza de que Jesús está en los pobres, ellos son locus teológico. Así, pues, lo que hagamos a los pobres es como si se lo hicieramos a Jesús mismo, de ahí que "la gloria de Dios es que el pobre viva". 

 

Pero hay además una última relación allí. También lo que se haga a Jesús es como si lo hiciéramos a los pobres. Así se entiende por qué Jesús no se negó a ser ungido con ese costosísimo perfume: ¡ese trato de enorme dignidad es el que merece el pobre y nadie debe arrebatárselo! Al contrario, querer privarles de ello, so pretexto de considerarlo un despilfarro, para conservar después beneficios y prebendas para sí, eso sí es pobretología. Tenemos que convencernos que ofrecerle lo mejor al pobre no es un privilegio ni un favor, para Jesús es claro que es un deber ser.

 

En últimas, la creciente y alarmante pobreza es un interpelador para nuestras sociedades y comunidades y para la iglesia. Esta realidad lacera, mancilla el nombre de Dios y no podemos sino recomponerlo a través de nuestros esfuerzos por transformarla desde la justicia: el reinado de Dios depende definitivamente de la calidad de nuestro compromiso en favor de los empobrecidos. 

 

Imagen: https://faithandleadership.com/oscar-romero-was-shepherd-martyr-saint-and-preacher 

Procesar Pago
Compartir

debugger
0
0

CONTACTO

©2017 Amerindia - Todos los derechos reservados.