30 de Marzo de 2023
[Por: Juan Manuel Hurtado López]
43º Aniversario de su martirio
Explico brevemente lo que es el pato’tan: Saludo al corazón. Es un rito tzeltal de la cultura y de la espiritualidad maya. Consiste en que, cuando una comunidad va a visitar a otra por motivo de su Fiesta patronal o por otros motivos, al llegar al templo o capilla (allá les dicen ermitas), no se pasan así nada más, portando su Santo, sino que primero realizan un saludo y piden permiso.
Al frente de la procesión que llega está un Principal o anciano sabio de la comunidad. Y en la puerta de la ermita está otro Principal de la comunidad que recibe la visita. Ambos, en las grandes fiestas, están vestidos totalmente de rojo, el color de Dios. Ahí reina la música de los coros o conjuntos de cuerdas, el sonido del caracol y sube con profusión el perfumado incienso o copal de los sahumerios que portan las mujeres. Ellas inciensan a los santos y a la comunidad.
Entonces, el Principal que llega, inicia el saludo y petición para ser aceptado en la comunidad y en la capilla o ermita. Y el Principal que recibe, contesta. Todo esto es dicho de manera semi-entonada con hermosas variantes, giros y expresiones. Puede durar hasta media hora. Ambas comunidades, la que llega y la que recibe están expectantes. Se crea un ambiente de verdadera mística.
Para quienes lo hemos vivido insertos en la cultura y espiritualidad mayenses, este rito resulta toda una experiencia mística de Dios. De verdad, se le pone a uno la piel de gallina y suelta uno el llanto ante tanta belleza y profundidad que tienen estos hermanos y hermanas tzeltales. Y esto es algo ancestral.
Pues bien, en la entronización que hicimos en la parroquia donde sirvo, el pasado día 24 de San Oscar Arnulfo Romero, 43º Aniversario de su martirio, recreamos este rito del Pato’tan.
Lo presento así como lo hicimos.
Debo aclarar que el patrono fundador de esta comunidad es San Juan Bautista.
MONS. ROMERO:
He llegado a tu comunidad, hermano Juan Bautista
SAN JUAN BAUTISTA:
¡Bienvenido, San Romero de América, pasa, ésta es tu casa, no tengas pena! Has de venir cansado del camino, pasa…descansa tu corazón.
MR: Nos unió la vida al derramar nuestra sangre a causa de Jesús de Nazareth.
JB: Dices verdad, hermano Romero, a mí un tirano llamado Herodes me mandó asesinar por cobardía y por decirle la verdad de su vida.
MR: Yo predicaba contra la injusticia y contra tanta represión que sufría mi pueblo, El Salvador, a manos de la dictadura militar y de las oligarquías. Me cortaron la vida, cuando elevaba el cáliz de la salvación.
JB: Hermano, Romero, no hay mucho lugar para la verdad en este mundo.
MR: Y se rinde culto a muchos ídolos en la sociedad: el dinero, la seguridad nacional, la violencia.
JB: Tú, hermano Romero, eres valiente profeta de América Latina y El Caribe.
MR: Hermano Juan Bautista, tú eres el más grande porque preparaste el camino al Salvador del mundo a quien tuviste la dicha de bautizar.
JB: Pero pasa a tu casa, San Romero de América, ya te estábamos esperando para que tu testimonio de fidelidad a Cristo y al pueblo ayude a esta comunidad de Jiquilpan a seguir los pasos de Jesús.
MR: Gracias, hermano Juan Bautista, voy a pasar, me siento en casa…no sabes cuánta alegría siente mi corazón al llegar hoy a tu casa, con tu pueblo.
JB: También nuestro corazón está muy contento con tu llegada, hermano Romero. Mi pueblo ya te esperaba…mira, quiere conocerte más, saber de ti, de tu pastoreo y de tu profetismo.
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