¿Qué es un artista?

23 de Octubre de 2022

[Por: Rosa Ramos]




“Yo lloraba porque no tenía zapatos, 

hasta que vi un niño que no tenía pies”

Oswaldo Guayasamín

“La belleza, la belleza, la belleza...”

Luis Eduardo Aute

 

Un artista es alguien con la sensibilidad no sólo para pintar como Guayasamín, sino para “ver” y contemplar con esa sensibilidad la vida y su dolor, o para -más allá de toda decepción- seguir cantándole a la belleza como lo hizo Aute. Este artículo de hoy, en medio de un mundo convulsionado y sufriente (que además carece de la convicción de que se trate de dolores de parto), quiere ser un tributo a los artistas, a los que conozco y admiro hoy, tanto como a los de todos los tiempos, reconocidos o ignorados.

 

Voy a tomar prestadas muchas de las palabras emocionadas de Roberto Vecchioni, poeta, cantautor italiano, profesor de literatura además y del que ya he escrito. Esta vez, hace un mes, hizo un concierto gratuito al aire libre, la escenografía eran las montañas del norte de Italia, la gente lo escuchaba sentada en el prado una cálida tarde otoñal de cielo azul. El artista cantó sus temas más conocidos, pero previo a cada uno, hablaba, expresaba sus sentimientos, sus preguntas y sus convicciones fruto de una larga vida.

 

De pronto formuló la pregunta al auditorio: “¿Qué cosa es un artista?” y comenzó a desgranar las siguientes reflexiones:


Un artista es un ser inútil, y un ser inútil sobre todo hoy. 

Es un ser inútil porque no da de comer, no produce, no produce nada.

¿Quién le hace publicidad a un artista, a un creador? Se hace publicidad a las galletitas, a los detergentes, a cualquier objeto para vender y consumir, pero no a los artistas, pues no sirven porque no producen riqueza. O sí, la producen por sí misma, aunque no generen riqueza para el país (en el sentido comercial de hoy).

 

Los artistas, ¿para qué sirven? Cada vez más viviremos en un mundo, en una sociedad, en que los artistas crearán gratuitamente, porque sí, pero no serán comprendidos, ni amados, ni serán vistos ni disfrutados, salvo aquí, en un prado como este hoy.

 

Pero ¿qué es el artista al final de cuentas? Es un buscador, pero no te dará ninguna verdad como las ciencias. El creador aporta dudas, aporta evocaciones y hasta provocaciones. Pero ¿qué hago yo, qué hace la gente con eso? Nada porque no es redituable en este mundo bancarizado...

 

Hay momentos en los cuales estás contigo mismo, evocas, piensas, dudas... y te preguntas y preguntas a los otros ¿por qué estás aquí?, ¿tu vida es realmente esta de tomar el coche y andar vendiendo cosas, comprando, eligiendo entre un producto y otro? ¿Es sólo eso o hay algo más, mucho más? Tu vida es aquel universo que tienes dentro de ti y de tanto en tanto salta y te cuestiona: ¿piensas en mí alguna vez? Piensas que hay algo dentro que te hace temblar, poner la piel de gallina, que te hace sentir triste, alegre, enojado, gozoso, que hay algo muy dentro que te hace sentir cosas que no te dan lo que consumís. Algo mucho mayor...

 

Un artista es el que desafía al mundo continuamente a bucear en la intimidad, a pensar a la noche o a la mañana, a darse cuenta que hay algo más de lo que se ve o se toca, lo desafía a ir a lo profundo y entrar en contacto con los propios sentimientos, emociones...  

 

Un artista no dice la verdad, les digo una metáfora: un artista es como el sábado en un pueblo que no llega jamás al domingo; es como la vigilia de Navidad... siempre está a la espera de algo grande. Y propone, continúa siempre proponiendo, sugiriendo, no dando verdades para aceptar como lo hace la ciencia. Quizá, luego de muchos años, alguien diga: qué bello contemplar esto, o escuchar esta melodía, o leer estas palabras que quiero releer siempre, o permanecer una hora encantado delante de un cuadro con un girasol amarillo y nada más, pero allí está todo el mundo! (como sabemos, alude a la pintura de Van Gogh, que podrán descargar en el adjunto).

 

Luego de esta reflexión, dicha lenta pero apasionadamente, Vecchioni quiere honrar a todos los artistas, “porque todos son iguales”, dice, y canta una canción sobre Van Gogh, el pintor que considera “el más grande poeta en pintura”. 

 

Seguí por días pensando en los artistas, en los creadores, tras escuchar estas reflexiones de Roberto Vecchioni, dichas de forma tan cálida, con tono casi paternal de viejo profesor. En los músicos, actores, bailarines, escultores, pintores, poetas... En los de otras épocas, en los clásicos, en mis poetas entrañables y también en los jóvenes artistas que he visto nacer o que en su adolescencia pasaron por mi vida y que disfruto con sus creaciones hoy. Mueven mi sensibilidad los movimientos perfectos de la batuta de Esteban, los sonidos en el momento justo de Pablo que tocan el alma, las obras extrañas e interpeladoras de Gerardo o de Gabriel, las esculturas de diversos materiales expuestos ya en eventos internacionales de Santiago, la versatilidad de Matilde en tantas artes, los movimientos alados de Camila desde niña bailando y su pequeña figura agigantándose hoy junto a su voz mientras actúa ahora con veintidós años en los grandes escenarios. Recordé también aquellos trazos rápidos de Claudio (que falleció joven) pintando dentro de sus recitales... 

 

Me siento afortunada de haberlos visto optar y comprometerse como creadores, y también quiero hacer un tributo agradecido a tantos jóvenes que fueron alumnos y cuyos nombres no tengo presentes, pero seguramente que están escribiendo, pensando, pintando, creando belleza en este momento.

 

El cantautor y profesor italiano dice con dolor que los artistas no sirven para nada en el mundo actual que corre, compra, consume y descarta rápidamente, pero también  dice con orgullo y esperanza en el ser humano, que los artistas nos desafían a ir a lo más profundo y no dejan de proponer, de sugerir, de cuestionar e invitarnos a preguntarnos por nuestros sentimientos hondos y por el sentido de la vida, en suma. Al pensar en los jóvenes citados, valoro todo con su opción valiente  de dedicarse a lo que amaban, trascendiendo prejuicios y “buenos consejos” ya que el arte “no sirve para nada” y sobre todo no asegura un futuro económico y eso provoca temor en las familias. Sin embargo, se lanzaron a la aventura, con convicción, apasionada y generosamente. Afortunadamente, en este caso, “han tenido suerte” y sus creaciones son valoradas. Si no fuera así, igual sus vidas son un faro que ilumina en la oscuridad y confusión actual de valores. La filosofía clásica y luego la Teología han señalado la búsqueda de la belleza como atisbo de lo divino

 

Gracias por tanto. Gracias por su libertad y sensibilidad, por interpelarnos con sus obras y con sus vidas. Gracias por llevarnos con su arte hacia lo más hondamente humano, allí mismo, podemos vislumbrar la dimensión trascendente que nos habita y a la vez eleva. 

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