[Por: Eduardo de la Serna]
Hace años, visitando el “Coricancha”, el majestuoso templo del Sol, en Cuzco, sobre el cual se edificó la iglesia de Santo Domingo, pudimos ver que los terremotos, frecuentes en la región, habían destruido, en mucho o en parte, el nuevo templo, que debió ser frecuentemente reconstruido, mientras el viejo e incaico templo permanecía firme e intocable. Era evidente, como decía uno, que “este fue construido por incas, el otro por inca-paces”. Como dice un antropólogo peruano: los españoles podrían haber aprendido de los incas en todo lo referente a la edificación y el aprovechamiento hidráulico, pero como estos eran tenidos por inferiores, su “superioridad” no se lo permitía. Nada tenían que aprender de aquellos casi animales…
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