[Por: Diego Pereira Ríos]

Hoy 2 de octubre se celebra el Día Internacional de la No-Violencia, declarado por la ONU el 15 de junio de 2007. Se eligió este día por ser el aniversario de Mathatma Gandhi quien trabajó incansablemente por la paz universal y lideró el movimiento de la Independencia en la India. Su calidad humana de buscar aunar esfuerzos por un mundo de equidad, de respeto, de promoción humana lo fueron configurando en una figura de trascendencia mundial y alguien a quien no podemos dejar de seguir escuchando. Como profeta de la paz y la concordia, sigue gritando en el desierto en medio de los estruendo de las bombas que siguen matando seres humanos. 

La violencia es algo que respiramos a diario en medio de nuestras sociedades cosmopolitas supuestamente avanzadas, pero es algo que seguimos viendo también en lugares más alejados, sean en los comunidades africanas colonizadas, como en medio de los pueblos originarios donde la intromisión del hombre blanco europeo ha configurado una ideología del desprecio y de la muerte. Allí la violencia abunda como explotación, como esclavitud, como una mentalidad que somete y oprime las conciencias y los cuerpos de quienes son sus habitantes y dueños de los territorios. Es necesario seguir concientizando acerca de la paz que se necesita y se traduce en respeto, en no invasión, en no robar lo que no le pertenece.

Pero lo mismo seguimos viendo por medio de las artimañas de la guerra que hoy afecta los territorios ucranianos donde tantos hermanos y hermanas nuestros siguen sufriendo.  Las últimas noticias hablan sobre el deseo de Putin, presidente de Rusia, de anexar los territorios “conquistados” en la franja lindera con su país, tierras ricas para el cultivo y por donde atraviesan conductos de agua. De nuevo la insensatez humana, el egoísmo y el ansia de poder de una mentalidad opresora, domina a algunos líderes mundiales que no respetan el derecho a la vida y a la paz de sus semejantes. Pero junto con ello también debemos condenar los gastos millonarios en armamento que Estados Unidos ha enviado a Ucrania. No se trabaja por la paz, sino que se invierte en poder y en la industria de la muerte.

De la misma manera la violencia se mete en lo más profundo de la conciencia humana y sigue convenciéndonos de si algo no nos gusta, debemos derrotarlo, eliminarlo, o al menos, dañarlo. Hace dos días veía un video realizado en una institución educativa de mi ciudad donde dos adolescentes mujeres se peleaban. A una de ellas la conocía, fue alumna mía hace unos años. Mientras todos los demás arengaban a la pelea y filmaban, las adolescentes se golpeaban con una furia y una violencia que me entristeció el alma. ¿Podemos culparlas cuando es lo que consumen en internet todo el tiempo? ¿Cuándo los juegos electrónicos promueven todo el tiempo la violencia? ¿Cuándo los gobiernos no desarrollan políticas de protección y de promoción de una cultura de Paz?

En fin, debemos trabajar y seguir haciendo esfuerzos por hacer que la PAZ sea parte de los planes educativos en los cuales formamos a nuestros niños, adolescentes y jóvenes. También debería haber más control a nivel de los grupos de adultos que lideran los distintos sectores de la sociedad. En este día en que las elecciones presidenciales en Brasil se han visto plagadas de mensajes violentos, pidamos que la PAZ reine en el pueblo brasileño, sean cuales sean los resultados electorales.

Como decía el mismo Mahatma Gandhi: “La no violencia perfecta se caracteriza por una falta total de odio. La no violencia sirve al bien de todos, y no sólo al bien del mayor número posible. Quien ensalza la no violencia tiene que estar dispuesto a sacrificar su vida para garantizar el bien de todos”. Otro gran maestro espiritual de la India también nos acerca su palabra: “Para que reine la paz hay que vivir pacíficamente” (Krishnamurti), por ello debemos comenzar por el cada uno de nosotros. Busquemos la paz en nuestros corazones, llevando cada día un halo de esa paz para que ilumine la vida de las demás personas y logremos contagia la alegría de un mundo de fraternidad y sororidad.