Misa en Luján: antesala de un nosotros más grande

15 de Setiembre de 2022

[Por: Lucas Schaerer | Télam]




El expresidente Duhalde, líderes religiosos no católicos, intendentes radicales, diplomáticos y la oración por el senador Bullrich consolidó más unidad. La reacción fue una campaña de falsas noticias sobre la misa en la Basílica de Luján.  

 

No odien.

 
Esas palabras escritas en negro y rodeadas en los márgenes con naranja es el lema de una bandera blanca que sostenían los sacerdotes de Opción por los Pobres (OPP), el sábado 10, al finalizar la misa en la Basílica que entroniza en lo alto la imagen de la Virgen de Luján que llegó en el año 1630 y que inició su devoción el Negro Manuel, esclavo africano que fue testigo del milagro y el mediador para curar a los enfermos que iniciaron justamente el amor del pueblo con la advocación de la Virgen morena y gaucha.

 
La bandera “no odien” se desplegó en una de las naves laterales de la basílica y recuerda las últimas palabras que dirigió a su esposa e hijas, Wenceslao Pedernera, el primer laico argentino declarado beato, lo que se reconoce como mártir, tras recibir una balacera de los esbirros de la última dictadura militar en la puerta de su casa en el pueblo Chamical, provincia de La Rioja.

 
El Papa Francisco y la Santa Sede reconoció que Wenceslao, campesino organizado y catequista, fue asesinado por odio a la fe católica y que entregó su vida libre y voluntariamente como Jesús. Pedernera junto al obispo Enrique Angelelli como los sacerdotes Carlos Murias y Gabriel Longueville, los “mártires riojanos”, están a un paso de ser consagrados Santos.

 
“No odien” es un pedido de tolerancia, en términos cristianos misericordia, con los crucificadores que se vivió durante toda la Santa misa que celebró el obispo de Mercedes-Luján, Jorge Eduardo Scheining, junto al obispo villero y párroco en la villa del Bajo Flores, Gustavo Carrara, que fueron rodeados en el altar de los curas de los barrios populares y villas del conurbano bonaerense y la ciudad de Buenos Aires: Pepe Di Paola, Tano Angellotti, Toto Vedia, Charly Olivero mezclados con los curas OPP como: Paco Olivera, Domingo Bresci, DAniel Echeverría y el diácono Ricardo Carrizo, uno de los principales “operadores de paz” de la misa. 

 
En el Hotel La Paz, más antiguo que la propia basílica, fuimos testigos del ingreso sorpresivo de Eduardo Duhalde. El hombre que timoneó el Estado Nacional en la crisis del 2002 no puede ser etiquetado de kirchnerista. Aunque los medios insistan nadie se lo cree. Pero la falsa narrativa vende “misa K”.

 
Duhalde fue directo al encuentro con el ministro bonaerense y referente de La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque. Primero le estrechó la mano que luego siguió con un beso en la mejilla y un abrazo. Sin dudarlo volvieron a saludarse para la foto que acompaña este artículo. Fue inesperado el ingreso de Duhalde inclusive para el propio Larroque, que quince minutos antes se había sentado a tomar unos mates en una mesa del hall en el sencillo hotel lujanense, ex fonda. 

 
El diálogo entre Duhalde y Larroque, otro de los principales operadores de la paz para la misa, continuó con ellos apartados de todos, primero de pie y luego como se extendía la charla en un sillón.

 
“El Cuervo” en la previa a la misa, que provocó el fallido magnicidio sobre Cristina Fernández de Kirchner, reconoció en distintos reportajes que había cometido errores con declaraciones que dividen y suenan a intolerantes. Además del mea culpa, el dirigente de La Cámpora y ministro reconoció que pidió disculpas a los ofendidos, personal y públicamente. No hizo nombres.

 
Duhalde al salir del Hotel, y cruzar la calle 9 de Julio, que divide con la Basílica, reconoció estar esperanzado en profundizar la unidad nacional. Un colega del sitio Letra P, a la pregunta de la ausencia de opositores del principal partido opositor al peronismo, Juntos por el Cambio, dijo que se irá dando poco a poco, “no se puede de golpe, no esperen que se resuelva con una sola misa” y añadió: “no podemos pelear más como perros y gatos. Somos hermanos de patria” y alentó a las religiones que se pongan a la cabeza de la unidad nacional.

 
El obispo Scheinig, agarrado de su báculo de madera barnizada y desde el altar pidió disculpas. “Metí la pata”. Soltó y los medios antiperonistas se hacen una panzada. Lo están usando para confundir, como si el religioso se arrepintiera de abrir las puertas de la basílica para la misa por la paz y fraternidad que motivó el fallido magnicidio sobre quien fue dos veces presidenta y actualmente vice de la Nación.

 
El religioso hizo una autocrítica por no organizar él mismo la convocatoria. Se entiende la debilidad del monseñor por no haber formado un consejo asesor o pastoral social que lo ayude a encarar las complejas aguas de la política.

 
Es allí donde el obispo reconoce que hizo mal, y ese fue su errado discernimiento. “Se me fue de las manos” reconoció el pastor que se va curtiendo en el pastoreo de las ovejas que caminan el terreno dificultoso de la política electoral. Justamente el expresidente Duhalde, que sabe más por viejo que por diablo, como se conoce el dicho popular, reconoce que la autoridad superior para convocar a la política son las religiones.

 
Scheining, aunque vivió algunos años en la curia porteña, pared de por medio, con el entonces cardenal y arzobispo, no replicó el modelo de Jorge Mario Bergoglio. Es sabido que para las misas de la trata y exclusión el jesuita tomó una sabia y innovadora decisión, construir la llamada sinodalidad o eclesialidad en términos teológicos, que significa sentar a los militantes sociales y políticos junto a laicos, monjas y curas vinculados al rescate y asistencia de víctimas de trata y los excluidos. El próximo 23 de septiembre la misa por la trata y la exclusión, en la plaza Constitución, cumplirá una década de vida y han sorteado desde entonces complejos escenarios políticos, desde la votación de la Ley de Matrimonio Igualitario o el Aborto, por citar momentos crispados entre la fe y la política. Nunca tuvieron un escándalo hacia adentro y fuera de la iglesia del tenor que se inició en Luján.


El obispo Scheining cultiva el bajo perfil, no sólo mediático, también con sus pares. Es introspectivo, un solitario, aunque no ajeno a la realidad social y a las acciones de alto voltaje político. Esto lo demuestra su propio accionar. Valido citar que celebró la misa del 8 de diciembre de 2019 que unió al entonces saliente presidente, Mauricio Macri, y al ingresante, Alberto Fernández. Una foto que muchos intolerantes y PRO-Grieta olvidan.

 
También el obispo nacido en Lugano recibió personalmente una multitud de origen en los movimientos populares, sobre todo el Movimiento Evita, que se congregaron el pasado 13 de marzo de 2021, a las puertas de la basílica para rezar por los ocho años del pontificado de Francisco. En esa ocasión se hizo presente uno de los secretarios generales de la CGT, Héctor Daer. Ese día Scheining dedicó un mensaje bendiciendo la tarea de la economía popular y la construcción diaria en los espacios de salvación comunitaria: comedores, merenderos, ollas populares. Asimismo, leyó un mensaje del propio Francisco.

Religiosos no católicos


El primero en llegar de los religiosos no católicos fue el sheij Mohsen Alí, director de la Casa de Difusión del Islam y miembro de la comunidad alauita argentina, descendiente de sirios. Junto a él en la basílica, y visible para todos los medios que pueden chequearlo en el canal de youtube de Casa Rosada, se sentó el pastor Osvaldo Carnival miembro del Consejo Nacional de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA), la entidad que agrupa los templos evangélicos más numerosos del país. Menos visible pero presente frente a los ojos de la Virgen de Luján, el presidente del Centro Islámico, Aníbal Bachir Bakir, que nadie puede señalar de kirchnerista. Otros pastores evangélicos que recibieron su pulsera para ubicarse entre los dirigentes políticos estaba: el pastor Fernando Horacio Suarez, de la Iglesia Evangélica Metodista; la pastora Liliana Suárez de la Asociación de iglesias evangélicas protestantes; el pastor por la Nación, Juan Ortigoza; y Néstor Míguez de la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE), uno de los miembros religiosos que habló en el llamado “Lujanazo” que el 20 de octubre de 2018 movilizó a sindicatos y también provocó enojos en los católicos cerrados, de corazón frío y precisa liturgia.


Quienes recibieron sobre la hora su pulsera para ingresar al sector reservado, con ingreso por la calle lateral a la basílica, fueron Alejandro “Alito” Salomón, de la organización de laicos Misioneros de Francisco y miembro de la comunidad islámica del barrio de Floresta, que ingresó junto a los pastores evangélicos lujanenses, Pablo García y su esposa, Blancanieves, de la Iglesia Sin Fronteras.

 

Políticos no K


Aunque estaba en primera fila tampoco fueron visto por algunos medios el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, menos aún los diplomáticos, y ni hablar de los intendentes radicales: Franco Flexas y Martín Randazzo.

 
Franco Flexas, de General Viamonte, afirmó ante Infocielo que fue invitado por el gobierno provincial “no dudé en ir, obviamente representado a toda la gente. Se gobierna para todo un pueblo y como autoridad municipal creo que me correspondía ir por lo que era la consigna y además era algo realizado por la iglesia, más allá de la intermediación a través del Municipio de Luján” consideró el jefe comunal. Por otro lado, para el mismo medio, el intendente de General Viamonte, aseguró que “la consigna valía para estar ahí y demostrar que pese a las diferencias hay ciertas cosas que nos pueden unir”.

 
José Ignacio De Mendiguren también lo metieron forzadamente en la etiqueta K. El empresario textil, dirigente de la Unión Industrial Argentina (UIA) llegó a la función publica con Duhalde en el crítico 2002. Desde hace tiempo camina con Sergio Massa. El Frente Renovador es uno de los partidos centrales en la gobernanza del Frente de Todos. Cecilia Moreau, flamante presidenta de la Cámara de Diputados Nacionales, es otra de las destacadas figuras política que no encuadra en reiterado título: “misa K”.

 
Al Movimiento Evita nadie lo considera K. Su fundador, Emilio Pérsico, ha recibido calificativos despectivos por su tarea con los más excluidos. La propia Cristina Kirchner lo ha vapuleado, sin nombrarlo directamente, mientras que el Papa considera a los movimientos populares “samaritanos colectivos” tras su rol en la pandemia. Aún más, en el Evita, la dirigencia sabía de las versiones en off que la vicepresidenta que consideraba a Pérsico instigador de los pieadrazos a su oficina en el Senado. No estuvo presente el fundador del Evita en la misa de Luján aunque sí varios dirigentes de su organización, desde la intendenta de Moreno, Mariel Fernandez, hasta el diputado nacional, Leonardo Groso, y el secretario gremial de UTEP, Gildo Onorato.

 
Algunos apartados del gobierno nacional volvieron, como Claudio Lozano ex director Banco Nación, y Julián Domínguez, el ex ministro de Agricultura.


Los operadores de paz se preguntan por estas horas si la próxima vez en una oración o misa por la patria no sería oportuno convocar al ex secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, como al ex secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, que ha peregrinado junto a los Misioneros de Francisco que encabeza el secretario general del sindicato de la economía popular, Esteban “Gringo” Castro.

 
El nosotros cada vez más grande está en boca de varios y por estas horas se entusiasman a constituirse en pontífices, o sea puentes, con el triunvirato de la CGT, ya que no hubo un solo miembro de la mesa chica de la central obrera, aunque la UOCRA de Gerardo Martínez mandó una visible delegación con chalecos de su gremio que andaban al fondo de la basílica alejados de los 1500 invitados con pulseras. Los secretarios generales de gremios no tan masivos en afiliados fueron: ladrilleros con Luis Cáceres; Curtidores de Walter Correa y a la vez ministro bonaerense; y el “Gringo” Amichetti de los Gráficos que junto a otros del sindicato de televisión SATSAID agrupados en la Corriente Federal fueron a a rezar por la salud del senador Esteban Bullrich por quien también se clamó al cielo, aunque fue desoído por muchos medios y políticos antiperonistas. También estuvo presente Víctir Santa María, Secretario General del Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal y presidente del Partido Justicialista porteño.

 
Bajo el manto de la Virgen ocurrió la unidad que hoy es posible del campo nacional y popular. La historia dirá si los operadores de paz son tácticos o realmente aportan al proceso de misericordiar la patria.

 

Publicado en: https://www.telam.com.ar/notas/202209/604682-misa-en-lujan-antesala-de-un-nosotros-mas-grande.html 

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