05 de Setiembre de 2022
[Por: Eduardo de la Serna]
En la antigua liturgia, antes de la feliz reforma conciliar, en la oración universal del Viernes Santo se rezaba por “los pérfidos judíos”. Cruel ironía en la que nosotros, tan buenos, rezamos por los malvados. Y rezamos porque nuestra bondad es excelsa, aunque los judíos, “deicidas”, es decir, asesinos de Dios, seguramente no se convertirán (al cristianismo, por supuesto). Como digo, felizmente esa atrocidad se reformó (aunque el Papa Benito XVI la restauró para luego ser nuevamente anulada por Francisco)…
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