[Por: Ángela Cabrera]
Hoy domingo sale a nuestro encuentro la sabiduría para advertirnos sobre la “vanidad de vanidades”. Para el mundo sapiencial, la vanidad comienza con fatigas inútiles, que ni siquiera permiten a la persona saborear un bocado sosegadamente, y peor aún, sufrir y penar sin sentido, desperdiciando la vida sin tener en cuenta a Dios. Esta primera lectura del Eclesiastés denuncia la codicia, y nos hace pensar, al mismo tiempo, en que existen diversos tipos de ésta. El corazón humano se ve tentado no sólo por el afán de los bienes, también se fatiga, entre otras cosas, por los saberes…
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