[Por: Dinorah García Romero]
El mundo en que vivimos está asediado por múltiples problemas. Estos no dan tregua; se acerca el fin de uno e inmediatamente aflora el otro. La COVID-19, la guerra Rusia-Ucrania, la amenaza de hambruna; y, ahora, la viruela símica, convierten al globo terráqueo en una realidad más compleja y vulnerable. Está claro que participamos de un contexto mundial cada vez más cambiante e inestable. La seguridad que tanto añoramos se difumina. Es un desvanecimiento que produce ansiedad y acentúa la incertidumbre. Todavía permanece la lucha contra la COVID-19, especialmente para superar las secuelas que, con modalidades diversas, continúan afectando la salud y la respuesta laboral de las personas. Son incontables los análisis y estudios que ponen de manifiesto el impacto personal y social de la pandemia que no acaba de despedirse. A esta situación hemos de sumarle la declaración de la OMS sobre la viruela símica como emergencia global…
Descargue el artículo.
©2017 Amerindia - Todos los derechos reservados.