[Por: Luis Van de Velde]

Siempre me ha fascinado esa pregunta de los discípulos a Jesús. "Maestro, enséñanos a orar".  Quizás se ha convertido en mi oración más honesta.  En los círculos eclesiásticos, pensamos con tanta facilidad y rapidez que podemos orar, que utilizamos el libro de la liturgia de las horas, el breviario, las oraciones del misal oficial u otros libros de oración.  En ellos, encontramos tantas fórmulas de oración escritas por otros, antes de nosotros y para nosotros.  Por supuesto, éstas pueden ayudar a darnos palabras para lo inexpresable, pero siguen siendo las palabras de otros.  ¿No debería un cristiano comenzar y terminar su oración con esta oración: Enséñanos a orar?…

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