09 de Julio de 2022
[Por: Pilar Garrido Clemente]
Texto de la presentación del libro ‘La compasión en un mundo injusto’ (Juan José Tamayo. Editorial Fragmenta, Barcelona, 2021, 302 páginas) el 29 de junio de 2022, por Pilar Garrido Clemente, Profesora titular de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Murcia, en el Museo de la Ciudad de Murcia
Con las letras de Tamayo y en las hojas de la editorial Fragmenta nos adentramos en la compasión en un mundo injusto. Si los libros tienen alma y cuerpo, este libro es un cuerpo de letras dándole alma a las investigaciones, pensamientos y reflexiones del profesor Tamayo: es alma y cuerpo.
La compasión en un mundo injusto es una declaración y un testimonio. Una declaración con una voz comprometida, clara, reflexiva, cercana, introspectiva, erguida, vehemente y cálida a la vez. Un testimonio ubicado en una actualidad en la que nos acechan también perversiones y odios, falta de escucha, de justicia, de respeto, donde la aceptación apenas tiene cabida y donde priorizamos el desarrollo tecnológico al humano; erigiéndose el hombre principio y fin del horizonte universal, sin atender ni su propio medio de existencia que es la naturaleza.
El libro arranca con el viaje de una puesta en valor, una reflexión a partir de la experiencia de crisis pandémica y se desarrolla en once capítulos, con dos partes a mi entender diferenciadas, donde el autor analiza el concepto de compasión, lo contextualiza tanto en la historia, el pensamiento y la teología como también en la situación política y económica de la actualidad. Nos acerca gracias a su incesante inquietud y curiosidad testimonios de varios autores (Judith Butler, Enmanuel Levinas, Arthur Shopenhauer, etc.) sobre el concepto o el ejercicio de compasión, con mujeres y hombres pensadores y pensadoras.
En todo el recorrido del libro -que es un verdadero tratado sobre la compasión en tiempos en los que esta virtud se encuentra “bajo sospecha”, al certero decir de Aurelio Arteta- el cometido conlleva doble tarea: tomar conciencia de la compasión poniéndola en valor en todos los ámbitos del obrar y el saber humanos, desvinculándola de la debilidad o lo improductivo y, la otra, practicar la compasión en todos las esferas de la vida, desde la personal a la comunitaria, pública o privada, política y económica, individual y social, cultural y espiritual.
Poniendo sobre la mesa la premisa de que vivimos en un mundo donde hay una necesidad urgente de compasión ya que impera la injusticia estructural y avanza a pasos agigantados la desigualdad. Constatando, como nos expone el profesor Tamayo, que “los progresos tecnológicos no se corresponden con el progreso en los valores morales de solidaridad, fraternidad-sororidad, justicia, igualdad y libertad, como tampoco el crecimiento económico se corresponde con la eliminación de la pobreza. Todo lo contrario: a mayor progreso tecnológico y crecimiento económico, menor solidaridad y compasión, justicia e igualdad”.
Nos invita en su escrito como “jardinero fiel de la compasión” a ejercerla desde la ética de cada ser y desde la búsqueda de justicia e igualdad entre todos y cada uno de los seres humanos y entre éstos y la naturaleza.
Solo desde ese reconocimiento íntegro del otro se puede escribir con la entereza y el conocimiento que el profesor nos brinda sobre la realidad histórica, filosófica, sociológica, hermenéutica y política de la compasión. La compasión en un mundo injusto describe el encuentro del autor con este mundo desde la realidad sin ser algo abstracto y teórico como la experiencia del conocimiento de esta cualidad y de su trayectoria como cultura y civilización. Siempre desde ese pensamiento crítico que Juan José ejercita abanderando su libertad. Compasión desde la crítica, desde la igualdad, desde la libertad, desde el respeto.
Las tradiciones abrahámicas trataron sobre el derecho y el deber de reflexionar e interpretar los signos del universo. Y aquí el autor hace justicia y mienta a referentes del saber, personas universales de nuestra historia del conocimiento que llevaron a cabo esta labor y la ejercieron con y a través de la compasión (el Corán, Jesús de Nazaret, San Francisco de Asís, Yahvé, rehem en hebreo, rahma en árabe, etc....)
La compasión, principio eco-humano, actitud ética y práctica liberadora
Pero este libro no es sólo ese recorrido de acepciones o teorías o una recreación del pasado. Es un libro ubicado en el presente. Un libro de política actual. Este libro lleva a cabo la tarea “justa y necesaria” de apelar a la compasión como principio eco-humano fundamental, actitud ética y práctica liberadora cotidiana de nuestro mundo desigual.
Con claridad expositiva y rigor nos sitúa a cada frase el autor ante la compasión. Ni los Gobiernos ni las instituciones están dando una respuesta desde la compasión en favor de la convivencia, el pluralismo y la interculturalidad. Los grandes actores de la opinión pública prefieren mirar hacia otra parte o no aprecian la importancia de la circulación de las ideas y las acciones compasivas. El debate sobre las actitudes humanas y por ende institucionales, políticas y económicas es una carencia clamorosa. No está ni en la escuela ni en los medios de comunicación ni en el parlamento. Y cuando aparece se queda en la superficie desprestigiando la compasión a la debilidad, victimismo, culpabilidad, etc.
Este déficit se ha agudizado en tiempos de pandemia. El crecimiento de las tragedias universales exige un esclarecimiento, una labor de ilustración de la sociedad, para dar herramientas de pensamiento a esa mayoría de ciudadanos. Tamayo nos apunta especialmente a dos situaciones actuales dramáticas de desigualdad e injusticia ecológica que estamos vivenciando en las últimas décadas y que se han agrandado y emergido con crudeza durante esta pandemia. A saber, la crisis ecológica (Amazonía en llamas, etc.) y la situación de migraciones (millones de personas en las fronteras huyendo de regímenes de guerra, dictatorias o miseria, 30000 personas muertas en el Mediterráneo, etc.). A estas situaciones nos propone el principio de compasión, nos sintetiza nuestro pensador que “la compasión es el principio de humanidad. La persona puede ser definida como ser compasivo. Sin compasión, no hay humanidad [...]”.
Homi-cido y eco-codio es sui-cidio
Así, nos hacer tener en cuenta que el ser humano “en cuanto compasivo se siente solidario con la suerte del resto de los seres humanos y de la naturaleza, de forma que todo acto de homi-cidio y de eco-cidio se convierte en suicidio: matar a otra persona o destruir la naturaleza es matarse o destruirse a uno mismo”.
Juan José reconoce en la compasión en un mundo injusto que “en su uso normal, la palabra compasión suena a sentimentalismo alejado de la praxis, ajeno a la vida política; a una vaga simpatía que se siente desde fuera o desde arriba con cierto complejo de superioridad”. Sin embargo, el teólogo cree que “el verdadero sentido de la compasión es ver, sentir, vivir y pensar la realidad desde las víctimas, ponerse en lugar de los otros y las otras sufrientes en una relación de igualdad y empatía, asumir el dolor de las otras personas como propio, interiorizar a las otras personas dentro de nosotros y nosotras, sufrir no solo con los otros, sino en los otros, hasta identificarse con quien sufre y con sus sufrimientos, cuestión que no resulta fácil pero que es necesaria”.
El profesor Tamayo, filósofo, teólogo destacadísimo -y uno de los intelectuales que aún creen y ejercen el pensamiento, la reflexión y la enseñanza como aspectos de un compromiso para el esclarecimiento público-, interviene en este panorama glocal con toda su fuerza intelectual y su compromiso social eco-humano.
Tamayo es y sigue siendo un teólogo libre (sirva de ejemplo cuando fue censurado por el Vaticano y la Conferencia Episcopal Española en 2003). Su teología es una teología crítica con el poder establecido, con los hábitos acomodados de un pensamiento que rehúye la renovación, con el uso y la lectura fundamentalistas de los textos fundantes de las religiones como pretexto para legitimar las diferentes formas de dominación como el patriarcalismo, el colonialismo, los micro- y macro-machismos, los dogmatismos, el racismo social, cultural y epistemológico, la aporofobia, la depredación de la naturaleza por mor del modelo de desarrollo científico de la modernidad..., como él dice “en este mundo urge pensamiento crítico en medio de tanta crítica sin pensamiento”.
Es un autor a quien hay que agradecer su claridad expresiva, propia de quien quiere no solo especular, sino también compartir los frutos de sus inquietudes y sus horas de trabajo mediante una prosa coherente, cercana e comprensiva.
En sumario, el libro de Tamayo, como es habitual en su obra, no rehúye la denuncia de las actitudes intolerantes o malintencionadas, pero buscando acciones, cambios y transformaciones estructurales y personales, siempre desde la libertad, la liberación y la compasión.
Compasión desde la praxis
El profesor Tamayo bien merece nuestra gratitud por seguir abonando el conocimiento crítico como un elemento fundamental de la utopía que hoy, en la época de las tragedias ecohumanas y las noticias más agresivas, se hace necesaria y por ello posible. Una utopía que siembra el entendimiento de las personas cultivando la sensibilidad del intercambio cultural respetuoso y exigente. Una utopía en la que el maestro Tamayo se nos revela como un alquimista social con sus palabras y su compromiso vital.
Por hacer el ejercicio de toma de conciencia de resignificar o volver a detenernos en el concepto de compasión. Y compasión desde la acción, desde la praxis transformadora. Compasión desde la política, la economía, la teología, la filosofía, la sociología, la antropología, la espiritualidad y, sobre todo, la compasión del día a día, de todos y todas y hacia todo como vivencia humana. Vivenciar la compasión como fórmula de cotidianidad.
Estamos ante un libro de intervención en la actualidad para aclarar y considerar que hace pensar, y pensar de otra manera, de manera compasiva. Cavando desde nuestra conciencia los surcos del entendimiento y ofreciendo herramientas (acontecimientos, textos, autores) de convivencia, de acción y de transformación: de y desde la compasión. Esa pasión recíproca que toda verdadera relación entraña en virtud de la unidad esencial del ser y de la unidad de la pasión, que viene a ser fundamento y razón de toda empatía.
La compasión en un mundo injusto es la puesta en valor de la compasión como principio articulador del universo. Valor analizado, contextualizado y definido por uno de los intelectuales más comprometidos y sabios hoy en día, Juan José Tamayo: maestro de saberes y sentires (como me gusta decir y decirle).
Pilar Garrido Clemente
Profesora titular de Estudios Árabes e Islámicos
Universidad de Murcia
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