[Por: Ilka Oliva Corado]
Justina limpia habitaciones de hotel, veintidós al día, a veces veinticinco dependiendo si falta alguna compañera al trabajo. Su turno comienza a las cinco de la mañana y termina a las siete de la noche, catorce horas en total. De lunes a viernes. Los sábados y domingos le rentan el espacio de un metro cuadrado en un supermercado mexicano por veinticinco dólares el día, ahí vende mantas que borda las noches en las que no puede dormir, que son muchas. Con eso se ayuda para la gasolina…
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