09 de Marzo de 2022
[Por: Eduardo de la Serna]
Es sabido que en el mundo antiguo la mujer era relegada a un lugar inferior y subordinado. En realidad, las mujeres “pertenecen” a un varón, sea este su padre, sea su esposo, o – eventualmente – los hermanos. Así, por ejemplo, los mandamientos prohíben “adulterar”, es decir que un varón tenga relaciones sexuales con una mujer que pertenece a alguien (Ex 20,14). No serían mal vistas las relaciones con prostitutas (en la Biblia hay casos de personajes importantes [Judá, Sansón, etc.] que recurren a mujeres dadas a la prostitución y el hecho no es cuestionado), o también con viudas, o mujeres dejadas por el marido (se las suele llamar “repudiadas”). Del mismo modo, también en los mandamientos, no se han de desear las propiedades del prójimo como su “casa”, su mujer (o mujeres), sus esclavos su ganado (Ex 20,17) … Es decir, no se han de ambicionar cosas de su propiedad, como "su" mujer…
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