[Por: Juan Manuel Hurtado López]

Estamos ya a semanas del inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania, que ha provocado tanto dolor y tanto desplazado. Según cifras oficiales, son ya más de dos millones de desplazados. Pero la violencia la sufrimos por igual en nuestros países debido al crimen organizado que provoca enfrentamientos entre los diferentes cárteles, desapariciones forzadas, feminicidios. La violencia la sufrimos también por la tremenda desigualdad, injusticia y corrupción que hay en nuestra querida América Latina y El Caribe, donde millones de hermanos y hermanas nuestros sufren sus consecuencias en enfermedades, falta de atención médica, trabajo y techo digno, salario justo. Desgraciadamente vivimos en un clima de violencia que se advierte también en miles de periodistas asesinados por decir la verdad de los hechos, así como de líderes de organizaciones sociales y de movimientos populares.

Añadimos a esto la violencia extrema contra nuestra hermana-madre tierra, como dice San Francisco, por el calentamiento global, el cambio climático, la tala inmoderada de bosques, el cambio de uso del suelo, la contaminación de las aguas y el aire, la explotación de minas a cielo abierto, etc. etc. A todo esto se vino a sumar el Covid 19 que ha causado tantas víctimas.

Podemos decir entonces que la violencia tiene muchos rostros. Ahora se presenta con este rostro de la guerra que parecía teníamos ya olvidado desde la II Guerra Mundial, aunque recordado de tanto en tanto por las invasiones que ha hecho Estados Unidos a otros países, entre ellos, a Irak.

En esta situación de violencia mundial vienen a nuestra mente las sabias e iluminadoras palabras del Mahatma Gandhi, uno de los seres humanos más grandes de la historia de la humanidad y a quien yo no dudaría ni un segundo en calificar de “santo”. El decía “que la no violencia es la ley del género humano, tal como la violencia es la ley de los irracionales. En estos el espíritu yace adormecido; ellos no conocen otra ley sino la de la fuerza física….la no violencia es una fuerza activa, del más alto tenor, es la fuerza del alma, el poder de Dios dentro de nosotros”. 

Y ampliando su pensamiento, Gandhi afirmaba que “la no violencia es la mayor fuerza a disposición de la humanidad. Es más poderosa que la más potente arma de destrucción imaginada por el ingenio humano”. 

Con estas dos afirmaciones de Gandhi vemos lo insensato que es y sigue siendo el género humano en su forma de solucionar sus conflictos, sus diferencias, sus diferentes intereses y luchas por el poder. Parece que todo se reduce a la visión miope de que la humanidad está plantada aquí en la tierra para adquirir poder, dinero, riquezas, fama, prestigio.

Un pensamiento como el de Gandhi viene a desbaratar de un plumazo todo ese edificio de mentiras y de engaños a los que nos quieren someter con los potentes medios electrónicos de comunicación social, virtual, masiva y anónima. 

Gandhi nos dio el ejemplo y el testimonio de la fuerza de la no-violencia al independizar de Inglaterra a la India de aquel tiempo de más de 500 millones de habitantes, sin derramar una sola gota de sangre. Todo lo hizo con la fuerza majestuosa de la no-violencia que él practicó hasta el extremo de entregar su vida.

Y este pensamiento de la no-violencia no tiene que ver nada con miedo, cobardía o debilidad. Un hombre violento puede volverse un día pacífico, un cobarde, no. “Mi no-violencia admite que personas que no pueden o no quieran ser no violentas, mantengan y hagan uso efectivo de las armas. Por milésima vez repito: la no-violencia no es de los débiles, es de los más fuertes”.

Y la fuerza de la no-violencia puede ser usada por los individuos o por las comunidades, tanto en los asuntos políticos como en los domésticos, afirma Gandhi.

Gandhi contradice también abiertamente el principio habitualmente admitido de “que el fin justifica los medios”. Por el contrario, dice Gandhi: “En mi filosofía de vida, ‘medios y fines’ son términos equivalentes… Mientras que se dice: ‘medios, al fin de cuentas, son medios’. Yo digo: ‘medios, al fin de cuentas, son todo’; tales son los medios, tal el fin”. Si los medios que se usan para solucionar los conflictos como ahora el de Rusia y Ucrania, son violentos, el fin será también violento.

Jesús de Nazareth, el profeta galileo, nos vino a enseñar otro tanto con su sermón de la montaña y sobre todo con las Bienaventuranzas y con su regla de oro: “Traten en todo a los demás como ustedes quieran ser tratados, porque en esto consisten la Ley y los Profetas” (Mt 5,12).

Nuestro deseo y búsqueda es que esta fuerza de la no-violencia que está en nuestro corazón y de la cual disponemos, se haga presente en medio de los conflictos de la historia.

Nota

¹ MAHATMA GANDHI, Aquí y ahora. Editorial Hastinapura, Buenos Aires, 1986, Pag. 77

² Ibídem, pág. 78

³ Ibídem, Pág. 78

⁴ Ibídem, Pág. 83

Imagen: https://mexico.as.com/mexico/2022/01/30/actualidad/1643514036_892652.html