[Por: Eduardo de la Serna]
Con el tiempo fuimos aprendiendo que las cosas más fáciles son las ideales. Entonces, el viejo caldo de la abuela, que picaba verduras, hervía trozos durante horas y tenía una capa de grasa encima dejó paso a un cubito pequeño, “re-fácil”. En 5 minutos tenemos el mismo resultado (o casi). Lo instantáneo nos alivió la vida. O eso creemos…
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