“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34)

05 de Marzo de 2022

[Por: Armando Raffo, SJ]




La expresión de Jesús en la cruz ya próximo a morir pidiendo al Padre que perdone a sus verdugos, además de impactarnos, siembra una pregunta. Que Jesús le pida al Padre que perdone a quienes lo habían juzgado y crucificado sorprende porque en los evangelios vemos al propio Jesús perdonando a quienes a él se acercaban. ¿Por qué pedir al Padre que perdone a sus verdugos si él mismo perdonaba los pecados? (Mc.2, 5) La invocación de Jesús, ofrece, además, un argumento procurando que el Padre sea benévolo y perdone. Parece claro que la expresión de Jesús, además de impactarnos por lo que podríamos llamar la grandeza de su alma, también deja ver que procura comunicar algo más al apelar a la ignorancia de quienes eran responsables de su crucifixión: “perdónalos porque no saben lo que hacen”. Si recorremos los pasajes directamente vinculados a la condena de Jesús es fácil encontrar una primera respuesta: todos los tribunales que existían en la época condenaron a Jesús: el Sanedrín, Herodes, Pilatos y, por último, el pueblo. 

 

Si, por otro lado, recordamos que los evangelios fueron redactados después de la Pascua y desde esa óptica, bien podemos pensar que el mensaje de la cruz tiene un contenido teológico de mayor calado. El Nuevo Testamento en general y los evangelios en particular fueron escritos y preservados por la tradición como Buena noticia para todos los seres humanos. Por ese motivo, podemos afirmar que la frase de Jesús que encabeza esta reflexión no se refería únicamente a quiénes lo habían condenado y crucificado; sino que se refiere, también y en última instancia, a todos los seres humanos. Efectivamente, aquel: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”, no se refiere únicamente a los tribunales mencionados y al pueblo que prefirió liberar a Barrabás en vez de Jesús, sino que tiene un alcance universal. Los evangelios son textos que procuraban anunciar la Buena Nueva, la vida verdadera a todos los seres humanos. Podemos sospechar, pues, que la frase de Jesús en la cruz entraña una misión para todos los cristianos y no meramente un pedido específico de Jesús al Padre con respecto a sus jueces y verdugos. De lo anterior se desprende que, si no saben lo que hacen, es decir, si buscan vida dónde no la encontrarán, podemos intuir una invitación a que los cristianos se esfuercen por mostrar la vida verdadera, esa que no conocen y que, por ello los lleva vivir dañándose y dañando a los demás. 

 

Un pasaje icónico sobre el poder de Jesús de perdonar se encuentra en la cura de un paralitico que un grupo de personas descienden desde el tejado de una casa en la que estaba Jesús porque había mucha gente. Como sabemos, Jesús perdona los pecados del paralitico al punto de despertar una discusión con los escribas. (Mc. 2,1-12) Hemos de pensar que la invocación al Padre pidiendo que perdone a aquellos que condenaron y crucificaron a Jesús, es una forma de subrayar la universalidad del mensaje cristiano y de remitirnos al Dios Creador y Padre de todos. 

 

Otro punto importante de esta frase de Jesús en la cruz es el argumento que él presenta al Padre: “no saben lo que hacen”. Como es obvio, Jesús no está informando al Padre de algo que él no sepa. Por eso, no es descabellado pensar que el supuesto argumento de Jesús para que el Padre perdone los maltratos y la injusticia realizadas a él mismo y a tantos otros, están dirigidas a quienes conocemos el mensaje evangélico. 

 

Si recordamos que al pecar denunciamos una ignorancia profunda respecto de lo que nos lleva a la vida verdadera, es claro que la afirmación de Jesús en la cruz pretende comunicar algo a sus seguidores. En ese sentido, los pecados bien pueden ser catalogados como un desprecio o desconocimiento de lo que nos conduce a la vida plena. Si recordamos que el pecado, o los dinamismos pecaminosos, constituyen el mejor camino para ir deshilachando nuestras vidas o ir dejando de lado los caminos que nos llevan a la vida verdadera, es claro que la misión de los cristianos es presentar la belleza del Evangelio. El desconocimiento de esa vida verdadera podría exculpar a quienes dañan los caminos que llevan a la vida.  

 

Si bien es claro que Jesús no pretende cubrir la realidad con una especie de perdón generalizado e indiscriminado, sí podemos afirmar que hay una suerte de explicación o disminución de la culpa por la ignorancia aludida. El drama de la historia es que buscamos vida donde no la hay, por ignorancia, porque descocemos los caminos de la verdadera ventura. Desde esa perspectiva y como bien se puede percibir, la frase de Jesús podría ser una invitación postrera a anunciar el Evangelio, a buscar en forma denodada, las formas de presentar la Buena Noticia que es el propio Jesús de Nazaret. Se trataría de espolear a todos los cristianos a que se esfuercen en vivir una vida auténtica, es decir, evangélica. Obviamente, no se trata de repetir como loros el kerigma o algo parecido. Se trata de buscar con seriedad y compromiso el modo de anunciar la buena nueva de Jesús en los distintos contextos culturales.

 

Si procuramos comprender los dinamismos que inspiran la cultura que se va globalizando, bien podremos entender que hemos de volcarnos a buscar formas actuales y pertinentes de anunciar el Evangelio. Obviamente, eso no se hace con meras palabras sino también con obras y con el testimonio de tantas personas y comunidades que, de alguna manera, han descubierto esa vida verdadera que nos ofrece Jesús. Podríamos decir que se trata de mostrar la belleza de la vida que se empeña en amar a fondo perdido y siempre con otros. 

 

Muchos no saben lo que hacen y pierden sus vidas de muy diversas maneras. Bien podemos afirmar que la cultura global que llega a través de las redes y medios de comunicación, promueve de muy diversas maneras dinamismos que bajo la apariencia de bien terminan por hundir a las personas. Por eso podemos decir que cada vez que nos apartamos del mensaje evangélico acabamos sirviendo a los dinamismos de muerte y, por ello mismo, siendo cómplices de la muerte del propio Jesús. 

 

Imagen: https://www.elnuevoherald.com/opinion-es/vzhywz/picture241895711/alternates/LANDSCAPE_1140/CRITO%20DALI%2024.jpg

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