[Por: Luis Van de Velde]

En varios sermones Monseñor Romero ha prestado atención a Lc 2,14: "Gloria a Dios en las alturas, en la tierra paz a los hombres en quienes se complace", última frase del Evangelio de Nochebuena.   En un mundo secular como el que vivimos hoy parece difícil creer que podamos encontrar la verdadera felicidad si vivimos para el honor y la gloria de Dios.   Para ello, Monseñor Romero dice que tendremos que considerar todos los beneficios económicos, políticos y sociales como secundarios.  En la realidad histórica con sus relaciones económicas, políticas y sociales, debo construir mi vida y puedo hacerlo para el honor y la gloria de Dios.  "En medio de mi pobreza y de mi miseria, de mi opresión, de mi encarcelamiento, no puedo olvidar nunca que soy una huella: la imagen de Dios".  No sólo a mí, por supuesto, sino también a todas las demás personas.  Monseñor se refiere a la situación de vida de la mayoría de la población que vive en la pobreza y la miseria, bajo la represión y la amenaza constantes, en la cárcel (bajo un régimen militar: privaciones, torturas, humillaciones y desapariciones,...).  Se identifica con esta mayoría dolida y pide al pueblo en la miseria que nunca olvide que es hijo de Dios, imagen y semejanza de Dios.  En Él ponemos nuestra esperanza.  Monseñor Romero dijo en Lovaina durante su doctorado honoris causa en la Universidad de Lovaina, Bélgica: "la Gloria de Dios es que el pobre viva”.   Podemos entender "pobre" como el ser humano vulnerable y herido.   Esto es más amplio que la pobreza económica. Vivir para la gloria de Dios significa, por tanto, dar un claro testimonio de esa fe es: (1) "encarnarnos", empatizar con la vida concreta de los pobres; compartir su vida y estar junto a ellos y con ellos.  (2) Anunciar la buena noticia (el Evangelio) a los pobres.  Son la voz de Dios en nuestra historia. La esperanza que proclamamos a los pobres es devolverles su dignidad y animarles a tomar las riendas de su propio destino. (3) Defender a los pobres significa desnudar y denunciar las causas de su pobreza; "Gloria a Dios" significa defender a los pobres. (4) La experiencia demuestra que esta opción por los pobres como Gloria a Dios también conlleva exclusión, persecución y martirio.  Estos fueron los puntos clave del testimonio de Monseñor Romero (menos de dos meses antes de ser asesinado) sobre la Iglesia en El Salvador tratando de llevar el honor a Dios…

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