23 de Diciembre de 2021
[Por: José Aparecido Gomes Moreira]
Desde el privilegio de una distancia histórica de casi 20 siglos, leer la Carta a Diogneto escrita probablemente poco después del año 150 d. C., una “obrita maestra” que por la belleza de su estilo ha sido considerada la “perla de la primitiva literatura cristiana”, es por sí solo una experiencia de gracia y de confort espiritual. Si agregamos la situación personal de este lector, de inmigrante en un país que se considera heredero histórico, cultural y religioso del antiguo imperio greco-romano en una época de crisis de un modelo civilizatorio, acompañado de sentimientos antinmigrantes, de crecimiento de nacionalismos, de xenofobias, de actitudes francamente racistas y neofascistas en muchos países, esa Carta es al mismo tiempo aliento y esperanza de que otra situación histórica distinta a la presente, inspirada en los valores de solidaridad humana de las comunidades cristianas de los primeros siglos, puede y debe ser posible…
Descargue el artículo, escrito por el autor en el marco del Diplomado en Teología Latinoamericana de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (Chile).
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