El desafío de desbordar por abajo: hacia una escuela de escuchadores

24 de Noviembre de 2021

[Por: Francisco Bosch]




Día tres: el discipulado-misionero 

 

‘En todo, como Jesus en Nazaret’

Charles de Foucauld

 

Una de las tareas apremiantes de este tiempo, para la reforma de la Iglesia, es poner a producir la primavera de Francisco en América Latina. Esto parece claro desde la Asamblea: no podemos perder esta oportunidad, porque el invierno volverá, tarde o temprano. Es primavera, debemos dar un salto adelante. 

 

La disputa está abierta: frente al dique de los temores y fundamentalismo, el desborde creativo del Espíritu. Ahora bien, es desborde puede ser por un lado o por el otro, por derecha o por izquierda, jugando con la lateralidad humana, que ya tiene significantes políticos. 

 

En la metodología de la Asamblea pareciera interesante el interés por desbordar ‘desde abajo’. Por eso nunca se separa de desborda de escucha, para que sea nunca una elite la que abre la brecha. Por eso, a las múltiples citas del magisterio de Francisco, del Celam y del Vaticano II, debemos sumar las citas a las narraciones creyentes de nuestro pueblo. Las comunidades, in falibles in credendo, tienen un sentido de fe que marca el rumbo. 

 

Francisco como proyecto

 

Es tiempo de asumir a Francisco como proyecto: desde la matriz de ‘La alegría del Evangelio’, con la fuerza de los dos gritos mas potentes de este tiempo en ‘Laudato Si’, con los sueños de ‘Querida Amazonia’ para reformar la Iglesia hacia lo policéntrico y asambleario, y con el compromiso social que exige luchar para ser ‘Hermanxs todxs’. 

 

El padre Gali es un gran conocedor de Francisco. Nos ayudo a entender sus claves de interpretación, pero entiendo que nos desafío a superar la mera repetición y encarnar el programa de fondo. La disputa está abierta, puede respirarse. 

 

Orientar los desafíos: El método es un gerundio

 

Detrás de los desafíos, las orientaciones prácticas, los gerundios que marcan la clave del método: se aprende a amar amando. Desde esa lógica se construyeron propuesta para la iglesia en NuestrAmérica, para hacer carne los desafíos de este tiempo. 

 

Como parte de los desafíos encarnados, nos convidaron a Bendita Mezcla (escuelita de comunidad en NuestrAmérica) a dar un testimonio en la asamblea. Sentí nervios, me tembló la voz y el pecho. Fue una caricia el recibir la compañía de lxs escuelerxs de bendita mezcla, jóvenes desde la Araucania hasta el otro lado del Rio Bravo, acompañando ese momento. Fue un regalo tener a los hermanos de las comunidad eclesiales de base resonancia con nuestra fe comunitaria. 

 

Dar testimonio es hablar la verdad de lo que hemos visto y oído: 

 

‘He visto a seres humanos unidos, mezclados, hermanados por una experiencia, diversa y común, lejana y actual. He preguntado y oído las Pascuas que dan sentido a su ser creyente, que los mueven a servir al Dios de la vida por otro mundo posible. He visto rondas inmensas y pequeñas, donde pudimos oír los susurros que sigue a los gritos, como los de las primeras comunidades después del grito potente del Nazareno. He visto ponerse de pie a los Anawin y hablar con autoridad de su Diosito. He oído y tocado los cuerpos que narran los milagros del reino: sanaciones, liberaciones, encuentros, cambios de corazón y de vida. He visto y oído a un Job Chapaco, al gran Ivar que nos actualiza la teodicea desde sus gritos. He visto jóvenes y jóvenes mezclados sin miedo, en tiempos de fundamentalismos y discursos de odio. Los he visto formarse para escuchar y servir, para luchar y resistir, para proponer y transformar…

 

La herencia martirial se hace camino, método: del ser voz de los sin voz de San Oscar Romero, al amplificar todas las voces todas. De los dos oídos del pelado Angelelli, a dejar que el pueblo lea su vida desde las narrativas bíblicas, una los dos tejidos desde sus experiencias. Al decir del maestro jon Sobrino: hacerlo al modito de Jesús.’

 

Respiro y agradezco el estar lleno de voces dentro para hablar en esa asamblea. El desafío, recién logré enunciarlo al final: Ser discípulos de Jesús nos provoca a continuar con la escuela de escuchadores iniciada en el taller de carpintería de Nazaret. 

 

Francisco Bosch

Asambleista por Bendita Mezcla

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