[Por: Francisco Bosch]

Dia 1 de la Asamblea del pueblo de Dios en América Latina y el Caribe

Casi 800 personas conectadas por zoom. Hace dos años, ritual cotidiano de los grandes eventos. Lo inédito: es la Iglesia de América Latina la que convoca, en porcentajes nunca antes vistos, al pueblo de Dios a discernirse en asamblea. 

Huele a los orígenes: ekklesia es asamblea. Solo un 20 % de obispos, casi un 40 % de mujeres, casi la mitad de laicos. 

Si solo fuera un evento, ya serian un éxito los cupos diversos. Pero resulta que es parte de un proceso para reformar la Iglesia toda, para mirar de frente nuestro tiempo con los lentes del Evangelio, interpelados por los gritos de la tierra y lxs descartarxs. 

Hoy ha acontecido el primer día de la primera asamblea de la singular iglesia ‘del nuevo mundo’. Ese ‘primer-primer’ tiene novedad, pero sobre todo densidad histórica: el agua del rio ya no aguanta ser contenida, quiere abrir nuevos surcos, exige, desde dentro, un desborde. 

Dos palabras que resonaron, desde el guardián de la unidad hasta la asamblea: escucha y desborde. Intrincado vinculo entre ambas, enorme desafío cada una. 

Colocar al centro a Jesús, su proyecto, su opción y su carne caminante, para poder ser discípulos y misioneros en salida. 

En fin, prender un pequeño fuego, con los cables de fibra óptica, recuperar las rondas que dan sentido a nuestra fe, y volver a escucharnos entre hermanos. Miedos y esperanzas sobre la mesa; yo, tu, un posible nosotros. Afloran miedos, claro, no podemos permitirnos una frustración del tamaño de NuestrAmérica. 

Podría tratarse de un evento, pero se trata de un proceso. Allí la primera pista que impresiona de la Asamblea: el fin de la historia era el fin de nuestra capacidad de tejer procesos, recuperarlo es la condición de posibilidad para hacer caminos otros. 

El agua del remanso, ya no se mira calma. Es un tiempo propicio.

Francisco Bosch 

Asambleista por Bendita Mezcla