Por una Iglesia misionera-sinodal

25 de Setiembre de 2021

[Por: Francisco de Aquino Júnior]




Desde el comienzo de su ministerio como Obispo de Roma, el papa Francisco provocó convocó a la Iglesia a un proceso de renovación/conversión pastoral para lograr una mayor fidelidad a su misión evangelizadora en el mundo (EG 19-49). Su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium es una invitación a una “nueva etapa evangelizadora” con indicación de “caminos para el recorrido de la Iglesia en los próximos anos” (EG 1).  El Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica (2019), la creación de la Conferencia Eclesial de la Amazonia (2020), la Asamblea Eclesial de América Latina y del Caribe (2021) y el próximo Sínodo de los Obispos sobre sinodalidad (2023) son parte y expresión fecunda y eficaz de ese proceso de renovación eclesial en curso. Se trata de un proceso de renovación/conversión misionera-sinodal.

 

Renovación/conversión misionera

 

La “nueva etapa evangelizadora” de la que habla Francisco consiste fundamentalmente en una “transformación misionera de la Iglesia” (EG, cap. I). Ella existe para la misión. Ella es misionera por su propia naturaleza (AG 2). Y su misión es la misma de Jesús: “hacer presente en el mundo el Reino de Dios”. (EG 176). Esta es la eterna novedad de la Iglesia y toda renovación/reforma de la Iglesia se debe realizar a partir y en vista de esa misión.

 

Se trata de un proceso de descentralización eclesial (intereses institucionales) y de salida hacia las periferias del mundo (rostros concretos con dolores, esperanzas, luchas) para anunciar la Buena Noticia del reinado de Dios (manifestar la ternura de Dios, ungir las heridas, regar la esperanza, cultivar la solidaridad, animar as luchas por derechos). Francisco habló mucho de una “Iglesia en salida hacia las periferias”. No se trata de cualquier salida hacia cualquier lugar y para cualquier cosa. Se trata de “salir de la comodidad propia y tener el valor de alcanzar todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG 20). Al hablar de una “Iglesia en salida”, él retoma el proceso de renovación conciliar que habla de la Iglesia como “sacramento de salvación” o “signo e instrumento del Reino de Dios” em el mundo (LG 1, 9, 48). Al hablar de “salida hacia las periferias”, insiste en el “lugar privilegiado de los pobres en el Pueblo de Dios” (EG 197-201) o en lo que se acordó en llamar, a partir de América Latina, la “opción preferencial por los pobres” (EG 198): una “forma especial de primado de la caridad cristiana, testimoniada por toda la “Tradición de la Iglesia” (Juan Pablo II) que está “implícita em la fe cristológica em la que Dios que se hizo pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza” (Benedito XVI). Y es en ese sentido que Francisco habla de una “Iglesia pobre para los pobres”, insistiendo que “la nueva evangelización es una invitación a reconocer la fuerza salvífica de los pobres y a ubicarlos em el centro del camino de la Iglesia” (EG 198). Este es el núcleo de la “transformación misionera de la Iglesia” de la que habla Francisco. Se trata de “volver a la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio” (EG 11).

 

Renovación/conversión sinodal

 

La conversión misionera de la Iglesia habla respeto a la totalidad del Pueblo de Dios en la diversidad de sus carismas y ministerios. Como enseña el Concilio Vaticano II, por el bautismo, todos los cristianos son “ungidos” con el Espíritu Santo y dotados con un “sentido de fe”, por el cual “recibe la Palabra de Dios, la penetra más profundamente y más plenamente la aplica en la vida” (LG 12). Eso hace de la Iglesia da una comunidad, em la cual “reina entre toda una verdadera igualdad en cuanto a dignidad y acción común de todos los fieles en la edificación del Cuerpo de Cristo” (LG 32). Es e ese sentido que Francisco habla de sinodalidad o Iglesia sinodal: o “caminar juntos” del Pueblo Santo de Dios en la común dignidad y misión (igualdad fundamental) y en la riqueza y complementariedad de sus carismas y ministerios (diversidad carismático-ministerial).

 

El texto fundamental aquí es el discurso de Francisco en ocasión de los 50 años de la institución del Sínodo de los Obispos el día 17 de octubre de 2015 (disponible en el sitio web del Vaticano). Allí él afirma que la sinodalidad es una “dimensión constitutiva de la Iglesia” que “es nada más que el ‘caminar juntos’ del rebaño de Dios por los senderos de la historia al encuentro de Cristo Señor”. Recuerda con el Concilio que el fundamento de ese “caminar juntos” es la “unción” del Espíritu y el “sentido sobrenatural de la fe” que ella confiere a todos los bautizados. Insiste que en virtud de esa “unción” y de ese “sentido de la fe” todo bautizado es un “sujeto activo de la evangelización”, o que “impide una rígida separación entre Iglesia docente (que enseña. N del T) e Iglesia discente” (que aprende N del T). Antes de cualquier diferencia en la Iglesia, como enseña el Concilio, “reina entre toda una verdadera igualdad en cuanto a la dignidad y acción común” (LG 32). Y eso, dice él, nos “ofrece el marco interpretativo más apropiado para comprender el propio ministerio jerárquico” que debe ser un “servicio” al Pueblo de Dios. Francisco reconoce que ‘sinodalidad’, “es un concepto fácil de expresar en palabras, pero, no es igualmente fácil de llevar a la práctica”. Y ofrece algunas orientaciones para un proceso sinodal: 

 

a) “una Iglesia sinodal es una Iglesia de escucha: cada uno escucha a los otros y todos escuchan al Espíritu Santo”; 

b) “el camino sinodal comienza por escuchar al Pueblo [...] continúa escuchando a los pastores [...] y finaliza escuchando al Obispo de Roma”; 

c) niveles de ejercicio de la sinodalidad: Iglesias particulares, instancias intermedias, Iglesia universal; 

d) “ en una Iglesia sinodal, el Sínodo de los Obispos es apenas la manifestación más evidente de un dinamismo de comunión que inspira todas las decisiones eclesiales”; 

e) “el compromiso de edificar una Iglesia sinodal está lleno de implicancias ecuménicas” y es como “estandarte erguido entre las naciones”. La creación de la Conferencia Eclesial de la Amazonia (junio de 2020) y la realización de la Asamblea Eclesial de América Latina y del Caribe (noviembre de 2021), en cuanto organismo y evento de toda a Iglesia y no solamente de los Obispos, avanzan aún más en dirección a una Iglesia verdaderamente sinodal, en la cual, la totalidad del Pueblo de Dios aparece como “sujeto” eclesial.

 

Renovación/conversión misionero-sinodal

 

Conversión misionera y conversión sinodal son dos aspectos del mismo proceso de renovación evangélica de la Iglesia: la Iglesia sólo se renueva en la misión de anuncio/realización del reinado de Dios que es un reinado de fraternidad, justicia y paz. Y esa misión compete a la totalidad del Pueblo de Dios en la diversidad y complementariedad de sus carismas y ministerios. Por lo tanto, se trata, de un proceso de renovación/conversión misionera (“Iglesia en salida hacia las periferias”) sinodal (“caminar juntos” de todo el Pueblo de Dios), en el cual la misión es comprendida y vivida de modo sinodal y la sinodalidad es comprendida y vivida en perspectiva y dinamismo misioneros.

 

Pero es necesario permanecer muy atentos, para no banalizar o distorsionar el sentido profundo de la misión y del dinamismo sinodal de la Iglesia. Toda insistencia aquí es poca. La misión de la Iglesia es “hacer presente en el mundo el Reino de Dios” (EG 176). Eso significa que ella tiene que preocuparse y comprometerse con los problemas del mundo y fermentar la sociedad con la fuerza y el dinamismo del Evangelio de Jesucristo. Por eso, Francisco habló tanto de la “opción preferencial por los pobres”, de la “fraternidad y amistad social” y del “cuidado de la casa común”. Y la sinodalidad eclesial se d precisamente en esa misión. Cuando se pierde de vista eso, termina en burocracia, activismo y disputa de poder. Hablando de los organismos de participación en la Iglesia, Francisco advierte que “sólo en la medida en que estos organismos permanecieran unidos “abajo” y partieran del pueblo, de los problemas del día-a-día, es que puede comenzar a tomar forma una Iglesia sinodal”. Es en ese sentido que hablamos con Francisco de una renovación misionera-sinodal de la Iglesia.

 

* Francisco de Aquino Júnior es Presbítero de la Diócesis de Limoeiro do Norte – CE; profesor de teología de la Facultad Católica de Fortaleza (FCF) y de la Universidad Católica de Pernambuco (UNICAP).

 

Traducción: Rosario Hermano y María Elena Bicera.

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