09 de Setiembre de 2021
[Por: Marcelo Barros]
En América Latina y el Caribe, toda la Iglesia Católica está movilizada en la preparación y organización de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe que se celebrará del 21 al 28 de noviembre de 2021. La celebración se hará en forma presencial en la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe en Ciudad de México y a la distancia desde otros lugares de América Latina y el Caribe. Esta asamblea fue convocada por el Papa Francisco. Cuando se esperaba que, 14 años después de la Conferencia de Aparecida, el Papa convocara la VI conferencia general del episcopado del continente, el Papa propusoo una asamblea que reuniera a todas las fuerzas vivas de la Iglesia. Desde el inicio del año, en todo el continente, se ha realizado un proceso de consulta a las bases y de escucha de todas las personas que participan en la Iglesia Católica y quieran proponer temas de discusión y profundización de la eclesialidad. El tema general será "Todos/as somos discípulos/as missioneiros/as en salida".
Para quién es cristiano, el término ciudadanía es casi sinónimo de Iglesia, que, en las ciudades del mundo greco-romano, designaba la “asamblea de ciudadanos”. Cuando Pablo llamó Iglesias a los grupos de discípulos/as de Jesús, hizo que mujeres y niños, personas pobres y hasta esclavas que el Imperio no consideraba como dignas, asumieran la condición de ciudadania del reino de Dios que debería venir y cambiar todas las estructuras del mundo. Posteriormente, con la continuidad del tiempo, las Iglesias pasaron a ser religiones e, incluso en muchos casos, ligadas a los imperios que mantuvieran estructuras esclavagistas y injustas.
En la preparación de esta primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, es bueno recordar los 53 años de la conferencia episcopal de Medellín, en Colombia que, en los primeros días de septiembre de 1968, reunió obispos católicos de América Latina y Caribe. La conferencia de Medellín dió a nuestras Iglesias locales un rostro propio y singular moreno y inserto en nuestras realidades. Las conclusiones de Medellín insisten en la presencia y actuación de todos los/as cristianos/as en los procesos sociales y políticos para transformar a América Latina en un continente más justo y igualitario. El documento 5 de Medellín sigue siendo muy actual cuando propone: “Debemos dar a nuestras Iglesias, en América Latina, el rostro de una Iglesia auténticamente pobre, misionera y pascual, desligada de todo poder temporal y corajosamente comprometida en la liberación de cada ser humano y de toda la humanidad” (Medellín. 5, 15 a).
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