Mensaje de Amerindia ante la Pascua de Paul Dabezies

28 de Agosto de 2021

[AMERINDIA]




La coordinación continental de Amerindia ha querido hacerse presente en la pascua del hermano Paul para celebrar y agradecer su vida. Su  sonrisa, su voz, su nombre se nos presentan una y otra vez, aún con la pregunta por la rapidez y el misterio de su pascua. Sentimos todavía su presencia, sus palabras, fuertemente a nuestro lado, sus mensajes de whatsapp o sus audios que tanto nos levantaban el ánimo y nos hacían reír con su humor característico, que según me cuentan, mantuvo hasta el final.

 

¿Qué decir de Paul?, no es fácil hablar de un compañero de camino entrañable como lo era Paul. La fidelidad a lo compartido tiene que ver con recorridos, afectos y códigos, humor, y sobre todo con sus aportes y con el darse a todos y todas.

 

Paul era sobre todo un hombre de profunda fe, reflexiva, madura, encarnada, sin renunciar a la complejidad del tiempo actual, sin caer en simplismos, con una gran capacidad intelectual, y con una profundidad en su reflexión, que nos hacía mirar con ojos nuevos muchas realidades y perspectivas, y no solo mirarlas sino tocarlas y mezclarnos con ellas.

 

Desde Amerindia siempre lo recordaremos como una persona dispuesta a todo lo que le pidiéramos, un comentario, una charla, un escrito, lo que fuera siempre estaba dispuesto y en cada una de sus reflexiones tenía algo nuevo para aportar, una mirada que abría horizontes y que generaba esperanza.

 

Tenía un carisma que se manifestaba en su extraordinaria disponibilidad a escuchar a los otros y otras y a contemplar la originalidad de su caminar por la vida. Para él la vida entera, pero sobre todo las luchas y sufrimientos de los más indefensos, eran un lugar de revelación, sagrado, en el que había que entrar con cuidado  y despojado de seguridades.

 

Paul reflexionó y nos hizo pensar sobre muchos temas a lo largo de su vida. Vivió y estudió el Concilio Vaticano II, su recepción creativa en América Latina y en Uruguay; las Conferencias de Medellín, Puebla, el perdón desde la perspectiva cristiana y tantos  otros que para él no fueron un tema sino que su vida, su ser sacerdote, su vocación estaba estructurada junto con ellos. Los encarnó vivencialmente abriendo siempre espacio al diálogo a lo nuevo dejándose interpelar por las distintas realidades y situaciones. 

 

Tenía una gran inquietud por aproximarse a desentrañar qué implicancias tenían para la fe nuevas realidades emergentes. Recuerdo que un día nos comentó que se había puesto a estudiar toda la temática de la diversidad sexual para poder entenderla y ver cómo Dios estaba presente allí. Una actitud “desinstalada” de rigideces, abierta al discernimiento de la presencia de Dios en la realidad cotidiana.

 

Su sensibilidad por la justicia, su indignación frente a la indiferencia lo hizo defender los derechos humanos, aportar al diálogo interreligioso y sobre todo encarnar en su vida la coherencia evangélica que nos propone Jesús. 

 

Desde Amerindia lo recordaremos siempre como un gran compañero de camino siempre presente, dándose por entero, iluminándonos con su profundidad y sabiduría y también con su compromiso y fidelidad. 

 

Te seguiremos recordando y extrañando en nuestros Congresos, Peregrinaciones y Espacios y seguirás siendo una referencia desde este pequeño Uruguay para el resto de América Latina.

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