[Revista de Misionología]
La diversidad de escritos que tratan sobre san José señalan su silencio a lo largo de los Evangelios. Así, cuando Jesús se queda en Jerusalén, es María y no José que le reclama. ¡Algo sorprendente en una sociedad patriarcal! Frente a lo inesperado de Dios, José simplemente no tiene voz. Por otra parte, toda su vida será una contemplación de la obra de Dios, que él deja desplegarse y manifestarse en Jesús. Igualmente, permite a María vivir su misión.
Al proponernos para este año pastoral 2020-2021 de conmemorar a José, el padre de corazón, el Papa Francisco ha querido recordar que este hombre tan discreto es una figura extraordinaria en su manera de vivir y de servir de manera ordinaria, muchas veces rutinaria, incluso cansada. José nos hace redescubrir el Verbo de Dios, que se hizo realmente uno de nosotros.
A su vez, este número 243 de Spiritus quiere participar en esta conmemoración del “santo patrono de la Iglesia, el padre adoptivo de aquellas y aquellos que están ocultos en ‘segunda fila’ y que, sin embargo, es un ‘papel incomparable’ en la misión. Ellos nos invitan, discretamente, a dar “manos y corazón” al Evangelio…
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