09 de Julio de 2021
[AMERINDIA]
“En el contexto de la espiral de violencia que vivimos en el Estado de Chiapas el dolor tsotsol, tzetal, Ch’ol, Totic, Tojolabal son una herida abierta de la diócesis, multiplicada en incontables evidencias de abuso, injusticia e impunidad, desplazamientos forzados, asesinatos, homicidios políticos, robo de tierras y vehículos”. Así se lee en la carta que la Diócesis de San Cristóbal de las Casas ha dirigido el pasado 6 de julio a las Autoridades de México, al Nuncio Apostólico en México, a la Conferencia Episcopal Mexicana, al Pueblo de Dios y a la opinión pública, tras el asesinato de Simón Pedro Pérez López, indígena tzotzil y catequista de la parroquia Santa Catarina.
El caso de Simón Pedro, quien también ha sido presidente de la Organización Civil Las Abejas de Acteal, hace parte de una larga lista de víctimas de la violencia y de homicidios denunciados por la Diócesis de San Cristóbal de La Casas en su mensaje: “nuestra memoria nos recuerda los acontecimientos sucedidos antes de la masacre de Acteal, que nos resistimos a olvidar”. Asimismo, “el 13 de marzo de 2021 fueron asesinadas cuatro personas pertenecientes a un partido político (…). Pero hasta la fecha nos sabemos qué avance se ha tenido [en las investigaciones]”.
Análisis de Amerindia
Ante el incremento de la violencia y de los asesinatos en Chiapas, la Diócesis de San Cristóbal de las Casas apela al análisis expuesto por Amerindia en la Cartilla 1: “La Geopolítica de América Latina y el Caribe” (publicada en el portal www.amerindiaenlared.org, en el marco del Evento que se está desarrollando este año 2021 bajo el título “Teología de la Liberación: Tejiendo otros escenarios”):
Para entender mejor cómo se realiza en nuestros tiempos las dinámicas geopolíticas (alianzas, conflictos, estrategias) en el continente, tenemos que identificar tres sujetos sociales que crean, ejercen y desarrollan estrategias geopolíticas: las élites capitalistas y los gobernantes al servicio de ellas; el crimen organizado que marcan rutas geopolíticas de terror y muerte; y los grupos de resistencia y lucha social. Tres breves ejemplos relacionados entre sí muestran cómo se “construye” la realidad en nuestro continente. Las élites milmillonarias propias del continente dialogan y acuerdan con los gobiernos leyes y procedimientos para acrecentar sus riquezas y generar empleos formales, empleos mal pagados y con cargas extenuantes para los trabajadores. Esta dinámica implica seguir gozando de beneficios para extraer recursos de las poblaciones originarias, como ocurre con el agua. La gente se inconforma, se organiza y defiende su territorio. Mueve las dinámicas socio-políticas y genera nuevas fuerzas sociales que impide la lógica extractivista. Sin embargo, no es casualidad que, en las zonas con mayor riqueza en el continente, están las bandas criminales y el crimen organizado actuando, que se convierten en aliados para las transnacionales, ya que, al generar miedo, terror y crueldad en la población nativa, estas comunidades tienen que desplazarse y huir a otros lados. De ahí que la migración, trabajar en el narcotráfico y en otras actividades delictivas, son ejemplos –no los únicos– de cómo los sujetos (gobiernos, élite, población y crimen organizado) intervienen en la realidad y generan, a través del uso del territorio local y después internacional, geopolíticas extractivistas, geopolíticas de la violencia y geopolíticas de resistencia y dignidad al mismo tiempo.
A la luz de estas reflexiones, la Iglesia de Chiapas afirma que “como Diócesis y de diversas maneras hemos advertido a las autoridades municipales, estatales y federales, de dichas situaciones y hemos sido portavoces de todas estas denuncias y sufrimientos”. Sin embargo, “tal parece que hay intereses oscuros que generan omisión a las denuncias, se minimiza, se atiende con dádivas y programas que no responden a la situación de fondo”.
Al tiempo que la Diócesis de San Cristóbal de las Casas elevan algunas peticiones concretas al gobierno, espera “que la sangre de Simón Pedro y de todas las personas asesinadas sea semilla para la liberación de los pueblos, para despertar la conciencia de lucha por la paz, para construir un mejor futuro de los niños y niñas indígenas que sufren marginación, persecución y desplazamiento”.
Descargue la carta de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas.
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