09 de Julio de 2021
[Por: Juan Manuel Hurtado López]
La preparación del Sínodo de la Amazonía que se celebró en Roma en octubre del año 2019 tuvo como punto fuerte y central la escucha y el sentir de los pueblos originarios de los nueve países que conforman la Amazonía. Fueron muchas las asambleas realizadas e impulsadas por la REPAM para escuchar en directo a los mismos pueblos en sus lenguas y diferentes culturas. El abanico de consulta abarcó un arcoíris de 172 nacionalidades amazónicas, distribuidos en 522 pueblos originarios. En total, 87.000 personas pudieron decir su palabra. De tal manera que, ya cuando estaban en el Sínodo en Roma, Francisco tuvo que recordarles a los padres sinodales y representantes de los pueblos que lo más importante era la escucha y no tanto lo doctrinal en sí.
Este pensamiento se ve reflejado luego en Querida Amazonía de Francisco, donde él, en vez de poner verdades escuetas, recurre al lenguaje simbólico y abierto al decir:
“Sueño con una Amazonia que luche por los derechos de los más pobres, de los pueblos originarios, de los últimos, donde su voz sea escuchada y su dignidad sea promovida.
Sueño con una Amazonia que preserve esa riqueza cultural que la destaca, donde brilla de modos tan diversos la belleza humana.
Sueño con una Amazonia que custodie celosamente la abrumadora hermosura natural que la engalana, la vida desbordante que llena sus ríos y sus selvas.
Sueño con comunidades cristianas capaces de entregarse y de encarnarse en la Amazonia, hasta el punto de regalar a la Iglesia nuevos rostros con rasgos amazónicos”.
Otro elemento de suma importancia es la recuperación del territorio como lugar teológico. Eso es la Amazonía: lugar de dolor y de propuesta. Es el lugar donde acontece la vida, la trascendencia. La tierra: ñandé tokoha: “el lugar donde somos lo que somos”.
Esto nos lleva a pensar en la importancia de la tarea que tenemos de cara a la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe y de cara al Sínodo de los obispos para 2022. Es poco el tiempo para la escucha y ya está tocando a nuestra puerta.
Aquí en México tenemos 65 pueblos originarios con sus propios valores y cultura, con su propia lengua y tradiciones. Aparte está el mundo de los mestizos que viven en las ciudades, en el campo, en los pueblos y comunidades pequeñas. Cada pueblo tiene sus propios problemas y dificultades, así como sus sueños y esperanzas. Si esto lo extendemos a toda América Latina y El Caribe, la tarea es ingente. ¿Cómo hacer entonces para la escucha, para el diagnóstico de los verdaderos problemas de nuestros pueblos?
Y esto es solamente para recorrer un camino sinodal de Iglesia. El Papa Francisco insiste en Episcopalis Communio: “escucha de Dios, hasta escuchar con Él el clamor del pueblo; escucha del pueblo, hasta respirar en él la voluntad a la que Dios nos llama”.
Es por eso que en Amerindia estamos reflexionando sobre tres ejes: Geopolítica, espiritualidad y prácticas liberadoras. Ya con sólo asomarnos al tema de la geopolítica a nivel mundial y a nivel de América Latina y El Caribe, quedamos pasmados de los controles tan férreos que ejercen las grandes corporaciones económicas con su influencia en otros países vía la tecnología y la producción de medias verdades para imponer sus estrategias, mercancías; imponer su política neoliberal consumista, extractivista y depredadora del medio ambiente. Y luego está el espinoso tema del crimen organizado que llega a construir verdaderos narco-Estados y toma todo el control de la vida de las comunidades y pueblos.
Finalmente, escuchar el dolor del pueblo. Y aquí pongo un testimonio personal. El día 5 de este mes los sicarios del crimen organizado asesinaron a mansalva a un amigo mío tsotsil, compañero por muchos años en la comunidad de Pantelho’, Chiapas. Su nombre es Simón Pedro Pérez López. Él era catequista, líder de la Organización Sociedad Civil Las Abejas que lucha en los Altos de Chiapas por la justicia y por la paz. Él fue presidente de Las Abejas y siempre iba adonde lo llamaban para apoyar a sus hermanos indígenas en la reivindicación de sus justos derechos. Cuando iba a comprar sus víveres acompañado de su hijo, pasó el sicario en una moto y a boca de jarro le disparó a la cabeza. El dolor por la muerte de Simón Pedro ha llegado a toda su comunidad Nuevo Israelita, a la Organización de Las Abejas, a la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, al Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas y ha trascendido Estados y fronteras.
El grito que brota ante la impunidad de tanto crimen debe ser escuchado. La Iglesia tiene que abrir su corazón a tanto dolor y a tanta injusticia que a diario se cometen. Todo esto es parte de la escucha a nuestros pueblos y a sus necesidades. Ahí nace la verdadera sinodalidad, dice Francisco. La sinodalidad nace desde abajo.
Citas
1 Papa Francisco, Querida Amazonía, Exhortación Apostólica Post-sinodal, No. 6.
2 Constitución Apostólica Episcopalis Communio. Sobre el Sínodo de los Obispos. No. 6. Sept. 2018.
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