[Por: Tere y Luis Van de Velde | CEBs]
La pandemia nuevamente nos ha enseñado que no es solamente un peligro, sino una realidad: a nivel mundial y también en el país somos cada vez más insensibles ante el dolor y el sufrimiento de las y los demás. Por supuesto que los riesgos de contagio y la responsabilidad del distanciamiento social nos dificultan acompañar a familias que enfrentan el duelo por el fallecimiento de alguien de sus miembros. A pesar de las llamadas a tener cuidado en días festivos desbordan las playas y otros espacios de recreo. A nivel mundial vemos como los países ricos acaparan las mejores vacunas y no les importa si los países que ellos mismos han empobrecido tienen vacunas o no, o a qué precio. Hablemos de nuestra insensibilidad frente al dolor de familias cuando alguien es asesinado o desparecido, o ante los graves problemas de las y los migrantes. Monseñor Romero nos hace una llamada a la conciencia humana y creyente. Sin cultivar la sensibilidad concreta y real con las otras familias en sus necesidades, nos deshumanizamos y nuestra fe se hace hueco, y sin sentido…
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Imagen: https://noticias.masverdedigital.com/el-salvador-mineria-el-engano-vestido-de-oro/
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