El Evangelio en Tiempos de Protesta

20 de Junio de 2021

[Por: Jorge Camacho,SJ]




La barca de Jesús: Pasar desde nuestra orilla hacia Puerto Resistencia

 

Duodécimo domingo ordinario. 20 de junio de 2021.

Job 38, 1.8-11. Sal 106. Mc 4,35-41.

 

El pétalo de la flor estremecido por una gota de rocío, el murmullo nocturno del arroyuelo o la lluvia que cae y hace brotar la hierba, nos recuerdan que el agua acaricia todo el planeta para darle abundante vida. 

 

El mar portentoso, las tormentas, el rugir del agua en el cielo, nos instaban, en otro tiempo, cuando no habíamos caído en la manipulación científica, la dominación tecnológica y la explotación capitalista, a reconocer que somos pequeños y tenemos límites. 

 

“Llegarás hasta aquí, de aquí no pasarás, aquí se romperá la arrogancia de tus olas” (Job 38,11).

 

Tu creación dejó de ser un misterio, para volverse objeto de comercio por la arrogancia de los nuevos mercaderes del templo.

 

Ya no tenemos miedo a las fuerzas indomables de la naturaleza, sino a nosotros mismos, que borrando los límites hemos profanado, contaminado y destruido, Tu obra en el planeta.

 

Ya no son los vientos huracanados, ni las inmensas olas, las que nos generan miedo, sino la avaricia ilimitada de las transnacionales y la política mezclada con el crimen al servicio de los grandes capitales. 

 

Pero, en esto que llamamos Colombia, rezan los carteles de protesta de los jóvenes en las calles:

 

“Nos han quitado tanto que nos quitaron hasta el miedo”.

 

Nos han quitado tanto, nos han sometido una y otra vez a todo tipo de violencias. Desde aquel genocidio a los pueblos originarios y la diáspora africana: carimba ignominiosa que llevamos todos en el alma.

 

Diez guerras civiles en el siglo XIX, guerra tras guerra entramos al siglo XX, marcado por esa terrible ola de confrontación partidista que en la historia del país quedó registrada como “época de la violencia”, y después otra ola más grande, con más víctimas, en la que nos tocó vivir: la guerra contra la subversión, con todo el aparato paramilitar y las dinámicas del narcotráfico. 

 

Esperábamos que los acuerdos de paz terminarán, por fin, esta última época de horror, pero los volvieron trizas condenándonos a una nueva ola de violencia, quizás más atroz que las anteriores… Señor, “¿no te importa que perezcamos?” (Mc 4,38).

 

Antaño, contestaste a tus discípulos: “¿por qué tanto miedo?, ¿todavía no tienen fe?” (Mc 4,40), y aunque hoy parece que callaras, nos hablas en carteles de muchachos: 

 

“Nos han quitado tanto que nos quitaron hasta el miedo”, “nos sembraron miedo, nos crecieron alas”. 

 

Es tiempo de vencer los miedos, y cruzar al otro lado del lago, para encontrarnos con la dignidad y la paz anheladas. 

 

Vuelven a asustarnos con carros bombas, crean nuevos enemigos, para que otra vez pidamos sangre y guerra, y así sentirnos seguros. Pero Tu nos invitas Señor a cruzar al otro lado del lago, a dejar en el pasado odios y venganzas, y a reconocernos como hermanos.

 

Tu barca, no es el gran buque comercial interoceánico, sino la canoa humilde del pescador artesanal, tan en vía de extinción como los peces, empachados de mercurio, en nuestros ríos y quebradas, en nuestras ciénagas y lagunas.

 

Al ritmo de los remos ancestrales, de comunidades negras pescadoras, cruzaremos al otro lado del lago, con la esperanza de construir un mundo nuevo.

 

Allá, en esa otra orilla, invisible para los que viajan cómodamente en sus grandes capitales, entraremos en Puerto Resistencia, y en aquellos otros puertos donde, quienes siempre han sido descartados, nos dan ejemplo de Dignidad.

 

¡Déjanos llegar a la otra orilla Señor, no permitas que nos hundamos!, amaina el viento y la indolencia, de aquellos que no ratificaron el tratado de Escazú y le han dado vía libre al fracking, ponles límites a su insensatez.

 

¡No nos dejes Señor en la orilla de siempre!, sin memoria, azotados… 

 

Llévanos a construir Tu Reino del otro lado, alrededor del monumento a la resistencia, nuevo baobab urbano, donde se cocinan, en ollas comunes, solidaridades y sueños. 

 

Gracias Señor porque está naciendo una nueva sabiduría que viene de Ti, para exorcizar por fin nuestras desesperanzas y miedos.

 

Dibujo de Miguel Vega integrante de la Red de Dibujantes

 

Tomado de: https://www.facebook.com/1239254819421900/posts/6336235659723765/ 

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