¿Cómo introducir a la teología narrativa de la liberación?

27 de Mayo de 2021

[Por: Equipo de rumeo de Bendita Mezcla - Escuelita de Comunidad en NuestrAmérica]




Tres pinceladas del primer movimiento de la Bendita Mezcla

 

Un tinto desde Colombia o un mate desde Uruguay. Pipianes guisados, cazuela de vacuno con papas, coditos mezclados por mujeres salvadoreñas o humitas cocidas en Tarija. Un churrasco con chimol, pan de canela de postre, arepas o arroz con leche. Sopa de cabeza o empanadas de pescado, mbeju desde el Paraguay o la bandera de dominicana desde el caribe. Congris desde la isla mayor o pan de soda desde el norte del rio Bravo. Pan de guineo desde Honduras o Cuscuz de maíz desde el Brasil. Masaco de plátano con queso o tortilla de yuca. Seco de chavelo desde el Perú o el pan casero del abuelo. Chipa Guazú o un guiso vegetariano para el otoño del sur. Detrás de cada receta un joven o jovena cocinando, recibiendo la herencia sapiencial de una receta, escuchando la sabiduría escondida en la comida de su pueblo, de su comunidad, de su familia. Un muro de narraciones creyentes en las mesas compartidas, que puede verse en:  https://padlet.com/lauraisabelmatamala/t034q36he30wrmj0

 

Hay continuidades, cambios, quiebres, desde la Última Cena de Jesús hasta las actuales sensibilidades de la fe. Se requiere hoy mucha creatividad, para tener significativos modos de celebrar a Jesucristo y al Espíritu. En nuevas circunstancias ¿cómo es atisbado el banquete del Reino, en que se reúnen del Sur y Norte, del Este y Oeste (ver Lc 13: 29-30)? Para ello se requieren aportes de quienes viven lo espiritual en el día a día, y tienen talentos simbólicos y socio-políticos. (Diego Irarrazaval, Raíces y alas, 2018)

 

Dar cuenta de la diversidad que habita la escuelita Bendita Mezcla. Narrar algunos de los milagros que suceden en diferentes geografías de NuestrAmérica. Jóvenes y jóvenas formándose desde la práctica, recogiendo el guante de las teologías latinoamericanas y caribeñas, haciendo eco creativo desde sus comunidades. Tres pinceladas para esbozar lo creado en el primer movimiento de la escuelita.

 

Con las manos en la olla (y en el papel)

 

Saddy tiene treinta y siete años. Vive en Managua, la capital de Nicaragua.  En mi casa somos cuatro. Mis tres hijos y yo – Dice sin dejar de sonreír. Participa en la Escuelita Bendita Mezcla, sacando tiempos para estudiar, entre las actividades que hacen en su Comunidad de base para acompañar a la niñez en riesgo social, cuidar a sus hijos y demás afanes. 

 

La tarea se entrega cada quince días. Diez temas en cinco meses, con un itinerario pedagógico que exige por lo menos dos horas de trabajo. – Tranquilos que no es un doctorado – nos gritan desde un lado. Y nosotros, miramos la tarea de Saddy, escrita de puño y letra, hecha a mano, entre las interrupciones de sus hijxs, y sabemos que subestimar la fe y sabiduría de nuestro pueblo es un pecado grave. La foto que acompaña esta publicación es de su puño y letra.

 

El itinerario pedagógico parte de despertar el cuerpo para poder terminar saboreando. En el medio: una lectura de veinte páginas de ‘Bendita Mezcla’, mirar un video del proceso de mingas de teología popular y buscar en tu comunidad-casa, una receta que cuenta una historia importante. Empezamos por despertar, luego ver la realidad y sentipersarla, para terminar creando, que en este tema quiere decir cocinando. 

 

Saddy nos compartió la receta de los amados frijolitos. El grano básico mezclado con arroz, formando el ‘gallo pinto’. Y al mismo tiempo, se animó a más: nos puso en común la vida alrededor de la olla, el calor del hogar, las historias que se tejen en las mesas compartidas, en torno al cotidiano sustento que alimenta a millones de seres humanos. 

 

En nuestra Nicaragua los frijoles es la comida de nosotros los pobres, quienes día a día dan la vida para garantizar los frijoles en la mesa humilde de las familias nicas. Es nuestra base, nuestra alimentación. Es tan importante que se garantiza que los niños en las escuelas puedan desayunar al menos arroz y frijolitos recién cosidos para poder estar alimentados y preparados para el aprendizaje. Disfrutar con mis hijos comer frijoles es compartir con ellos ese fruto del trabajo, de la entrega que miles de padres y madres hacen para que los niños puedan al menos tener esos frijoles de vida en casa.

Los frijoles no deben faltar en nuestras comidas. Es esencial. Es nuestro grano de la vida. Nos alimenta y nos dispone para continuar. 

 

 

Hay teologías escondidas en las mesas cotidianas de las mayorías creyentes, que cocinan el sustento y cultivan la fe, de generación en generación, y con el sabor de cada tierra. Saddy lo sostiene a diario en lo oculto de su patria familiar. 

 

Con el corazón cantor (rebotando al calor de la fibra óptica)

 

Ale Fernández visita a una amiga en la ciudad de Buenos Aires. Preparan un mate. Ella, su amiga, le avisa que en un rato tiene un zoom, de una formación que está haciendo, con su ‘comunidad de aprendizaje’. Ale no está en Bendita Mezcla, Belchi sí. Pero la mezcla es mágicamente contagiosa: la reunión de comunidad de aprendizaje donde trabajaron la introducción a la teología narrativa desde recetas que cuentan historias en cada territorio, termina con una oración de acción de gracias. Y estando allí, mirando de costado, aquel joven que visita se deja en-cantar por el viento del espíritu que sopla desde la fibra óptica, y escribe un canto para hacer eco de lo que estaba viendo (en adjunto pueden descargar el canto). Al ser testigos, se dispara el acto creador:  

 

A vos que siempre estás multiformemente

que nunca nos dejas y estas en nuestra gente

que siempre acompañas la vida cotidiana

y haces salir el sol sobre todos cada mañana

Gracias

Gracias

Por la comunidad

Por la naturaleza

y el fruto de la tierra servido en nuestra mesa

 

Se apaga la compu. Quedan ocho jóvenes, en países diferentes, con sabores ajenos y propios, con más historias en común y menos soledades. Se apaga la compu y la guitarra de Ale hace eco agradecido de la fiesta del encuentro, de la mezcla. 

 

Con los manteles largos (cocinar la fiesta)

 

Merecemos la fiesta, el derroche, la algarabía, la abundancia de la vida en nuestras barrigas felices. Los pueblos cultivan esta práctica aún en medio de la muerte. Festejar para sobrevivir, comer para no olvidar de dónde venimos. 

Azariel es presbiteriano. Vive en la más grande de las islas del Caribe, en aquella referencia que nos sigue calentando los sueños y los pasos a los que habitamos NuestrAmérica. Con treinta años no duda en elegir una comida de fiestas, de esas que no se cocinan todos los días, de esas que cuesta poder preparar, y que, de alguna manera, detienen el tiempo, generar un ritualito para que habitemos esta locura que es el presente: Arroz Imperial desde Cuba.

 

La receta que compartiré se llama "Arroz Imperial “, bueno me cuenta mi mamá que es una receta de la cocina cubana. Los ingredientes para su elaboración son:

 

•Arroz •Pollo •Jamón •Camarón •Cerveza •Puré de Tomate •Aceite •Cebolla •Ajo, Laurel, Comino, Pimentón •Mayonesa •Queso •Bijol

 

Esta receta se elabora de la siguiente forma, se limpia bien el pollo y se pone a hervir en una olla con ajo, cebolla, laurel, comino, una cucharada de puré de tomate y sal hasta que quede bien blando. El jamón se pica en pequeños pedacitos y los camarones se hierven y luego se sacan sin que se desbaraten y se mezclan con cebolla y se saltean en un sartén. Cuando el pollo esté, sáquelo del caldo deshuéselo y desmenúzalo y en un sartén con un poco de aceite. Cocínelo con cebolla, ajo, pimentón y puré de tomate. En una olla con un poquito de aceite, cebolla, pimentón, comino, colorante de arroz a gusto y en ese sofrito eche el arroz y cocínelo hasta que empareje el color a medio fuego y agrégale dos tasas de cerveza, una y media de caldo del pollo que nos quedó, sal al gusto y cocínelo de forma habitual. Una vez cocinado el arroz tomé un molde o una cazuela profunda, eche arroz en el fondo más o menos dos centímetros y apisónelo con una espumadera, cubra con mayonesa repartiéndola por encima del arroz, eche los camarones y cubra nuevamente con arroz más menos dos centímetros igualmente y de la misma forma apisone, ponga mayonesa y eche una capa de pollo y cubrir nuevamente con arroz y el mismo proceder apisonar cubrir con mayonesa y eche una capa de jamón y continúe así hasta terminar con una capa de arroz intercalando jamón, pollo y camarones por capa. Siempre debe ser el pollo el predominante. Una vez terminado vire el molde en una bandeja y retire el molde despacio y listo a disfrutar de este rico arroz.

 

 

Podemos sentir el aroma. Un poco se nos hace agua la boca. Una bomba de sabor desde el caribe. Y para terminar nos cuenta de su elección: 

 

Primeramente, escogí esta receta porque es muy sabrosa y evoca muchos recuerdos en mí, parte de la familia disfrutando, comiendo, riendo ya que la mayoría de las veces lo preparamos en ocasiones especiales. Pues esta es una ocasión especial, quería compartir esta receta con todos y todas. 

 

Azariel, abriendo la mesa del festejo, encontrando algo de especial en este tiempo, ayudándonos a habitarlo con sentido. Detrás la historia de su madre, la receta, un modito de sobrevivir al hambre y a la tristeza, la mesa y la fiesta. La vida de un pueblo que han querido arrodillar tantísimas veces, y allí sigue, de pie y mostrando los dientes. En cada casa, en cada calle, en cada barrio, en cada isla. 

 

En torno al fuego, seres humanos de diferentes pieles se cuentan historias. Sobre el fuego, una olla caldea el sustento. Risas, preguntas, secretos de cocineras y dolores de generaciones pasadas. Escuchar para poder narrar, el hilo de la Tradición está escondida en la comida, las historias que nos narran, las pascuas que nos hacen caminar en cada rincón. 

 

 

Equipo de rumeo
Escuelita BM

 

 

Pd: Arqueología de un texto rumeado

 

Fueron más de 60 tareas entregadas en el primer tema de la escuelita. 60 comidas con sus historias. Podríamos escribir un hermoso recetario de NuestrAmérica, pero trabajamos para compartir tres pinceladas. En ese camino, el aporte de un amigo y compañero, nos interpeló. Nos reservaremos su nombre, pero diremos que es parte del equipo de rumeo y ha sido parte del directorio de una de las revistas de teología más importantes de la actualidad. Además de interpelarnos, nos hizo reír, nos corrigió errores y nos sugirió profundizaciones. Para muestra, un botón de su humor: 

 

‘la combinación de anotaciones con imaginación y cordialidad, relatos de experiencia, receta cubana, interpretación (pinceladas) y otros elementos, merecen que este escrito sea enviado de inmediato a la Congregación de la Doctrina de la Fe para ver si corresponde a los cánones del derecho canónico que sin duda están siendo vulnerados, olvidados, subvertidos… etc.’

 

No conforme con sacarnos una risa, anota antes de sus aportes: HUMILDES comentarios de UN RUMEADOR ampliamente conocido por su soberbia…’

Más que recopilar textos juntos o cazar historias, se trata de cocinar juntxs. Un equipo para rumear colaborativamente una teología narrativa y desde abajo está en marcha. 

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