Hans Küng: brillantez y valentía teológica

17 de Abril de 2021

[Por: Juan Manuel Hurtado López]




Sin duda ha muerto uno de los teólogos más brillantes del Concilio Vaticano II y del Postconcilio: Hans Küng. En el Vaticano II Küng era un teólogo muy joven, pero ya dejó ver su potencial teológico que luego, al correr de los años, plasmaría en su importante obra. Por citar sólo tres de sus obras: La Iglesia, Ser cristiano y ¿Existe Dios? , ya se encuentra uno con tres pilares de la teología contemporánea. Y luego está toda su obra sobre el diálogo inter-religioso –sobre todo entre Cristianismo, Judaísmo e Islamismo- como condición para la paz en el mundo y su trabajo sobre la ética planetaria.

 

Que fue un teólogo combativo y controvertido, sí lo fue, sobre todo por poner en duda el dogma de la infalibilidad papal; de hecho le quitaron la “venia docendi” en la Facultad de Teología católica de la Universidad de Tubinga. Pero que fue fiel a la Iglesia en su sentido profundo, también lo fue. Él quería que la  fe se entendiera, que el Evangelio se entendiera, que la Iglesia se plantara en el mundo con respuestas a los grandes problemas de las guerras, de las injusticias, de las desigualdades entre las religiones, entre las Iglesias, entre los creyentes de diferentes credos religiosos. De ahí su admirable trabajo ecuménico en el Instituto para el diálogo entre las religiones a nivel mundial y su participación en diversos e importantes foros.

 

Yo sólo quiero recordar aquí la sensación que me daban sus clases de teología y los Seminarios en la Facultad de Teología Católica de la Universidad de Tubinga. Eran los años de 1975 a 1979 cuando yo estuve en contacto con él. Hans Küng y Jüngel, un teólogo  luterano, nos dirigieron un Seminario teológico sobre el tema de la Justificación en Lutero y en San Pablo. Me admiraba ver la facilidad con la que Küng manejaba todos los textos de Lutero que se referían a la justificación y luego tendía el puente a la justificación en San Pablo, que como sabemos, es tema capital en los escritos paulinos, sobre todo en la Carta a los Romanos.

 

Hans Küng sabía decir las cosas con profundidad, coraje, brillantez y claridad. Era una teología combativa contra el sinsentido, era una teología racional contra la indolencia, era una teología creyente en la radicalidad del mensaje de Jesús de Nazareth, era una teología contra el poder, fuera éste eclesiástico o civil, cuando éste deshumanizaba. Hans Küng no cedía un ápice en sus elucubraciones teológicas, cuando se trataba de encontrar la verdad de por medio; se apasionaba en su defensa y esgrimía todos los argumentos posibles para demostrar lo superficial o equivocado de ciertas posturas en la sociedad o en la Iglesia.

 

A mí lo que más me impresionaba eran su mente brillante y su valor para sostener sus posturas. Küng era un maestro, un teólogo, un filósofo, un sacerdote. Y desde las montañas del Sur de Jalisco, México, le rindo un homenaje de gratitud. Le agradezco su contribución a la Iglesia, al pensamiento teológico, a la paz mundial y a la ética planetaria.

 

Imagen: https://www.religionenlibertad.com/europa/286523535/muere-93-anos-hans-kung.html 

 

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