[Por: María José Encina]

María es la imagen de mujer que tenemos en la Iglesia, esa imagen a dado mucho que pensar y hablar, ciertamente a la luz de los años nuestras formas de comprender el actuar de María ante el misterio de la anunciación ha cambiado, mucha fuerza a tenido en este último tiempo las palabras pronunciadas por ella, por ejemplo, la pregunta realizada al ángel, sobre cómo será posible llevar a cabo este plan de Dios. Esta inquietud lógica ha dado paso para reflexionar sobre su disponibilidad, llevándonos a rezar con profundidad la confianza que a la luz de la fe María tiene sobre los planes de Dios. Pero quizás una dimensión que ha quedado más rezagada es la de la valentía y desde esta cualidad es que quiero elaborar la siguiente reflexión. María es una joven judía, conocedora de la tradición, de las leyes de su pueblo, de su historia. Si leemos en el libro del Deuteronomio en el capítulo 22 nos encontraremos con lo siguiente: “Si no aparecen en la joven las pruebas de la virginidad, sacarán a la joven a la puerta de la casa de su padre, y los hombres de su ciudad la apedrearán hasta que muera” (Dt 22; 20 -21)… 

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