La política como el arte del encuentro

30 de Marzo de 2021

[Por: Juan Manuel Hurtado López]




1. Introducción

 

En un mundo apresurado por los medios modernos de comunicación y apretado por el tiempo y el dolor causado por la pandemia del COVID -19, se antoja difícil el arte de pensar. Es más fácil vivir de palabras prestadas, slogans repetidos hasta el cansancio –si no es que hasta el enfado- o recurrir a las frases ya hechas por la costumbre y el paso de los años. Y esto se aplica más si hablamos de política.

 

Justo en estos días se inicia el proceso de contienda electoral en nuestro Estado y a nivel federal en todos los Estados de México. Y aunque la elección es sólo una pequeña parte de la política,  sí es un momento importante para la elección de los futuros gobernantes de los pueblos. Pero para realizar esto, primero hay que pensar. Y esto a nuestra sociedad le da flojera hacerlo.

 

Aquí lo que intento es solamente ofrecer dos o tres reflexiones que nos faciliten el proceso de pensar en este momento electoral.

 

2. Algunos trazos del Papa Francisco sobre la política

 

El Papa Francisco dedica el quinto capítulo de su Carta Encíclica “Fratelli Tutti” =FT= (Hermanos todos; 3 de octubre de 2020) para proponernos una manera de reflexionar profundamente sobre la política. Es una propuesta de hacer política como búsqueda del bien común del pueblo, incorporando las diferencias de los distintos sectores de la sociedad. Y esto no es fácil de lograrlo. Lo más cómodo es aliarse a grupos de poder que controlan la economía y diseñan el tipo de sociedad que a ellos les conviene para sus intereses.

 

Empiezo con unas palabras  claras y duras que escribe el Papa ya al final de su texto sobre política. Dice Francisco que un político no debería preocuparse por su rating de aceptación, si sube o baja, o sobre cuántas personas me aprobaron, o cuántas me desaprobaron; sino que las preguntas importantes, la preguntas serias, “ quizás dolorosas, serán: “¿Cuánto amor puse en mi trabajo, en qué hice avanzar al pueblo, qué marca dejé en la vida de la sociedad, qué lazos reales construí, qué fuerzas positivas desaté, cuánta paz social sembré, qué provoqué en el lugar que se me encomendó?” (FT 197)

 

Aquí advierto de pasada que para nada habla Francisco sobre cuestiones de salarios de los gobernantes, marca de carros que usen, estilo de peinado y lenguaje. Porque luego, esas parecen ser las preocupaciones de nuestros gobernantes. Hasta regatean y se pelean por subirse sus salarios.

 

Algo fundamental que propone Francisco es volver a la categoría “pueblo”, al fin y al cabo ‘democracia’ quiere decir  ‘gobierno del pueblo’. Y aquí el Papa hace una pertinente precisión. Pueblo no es una categoría lógica, sino mítica; quiere decir que pueblo va más allá de los conceptos, aunque éstos son necesarios para explicar lo que es pueblo. “Ser parte de un pueblo es formar parte de una identidad común, hecha de lazos sociales y culturales. Y esto no es algo automático, sino todo lo contrario: es un proceso lento, difícil… hacia un proyecto común” (FT 158).

 

Y continúa Francisco aclarando y precisando lo que implica ser pueblo y ampliando el horizonte. Es la única manera de pensar en un proyecto común a mediano y largo plazo.

 

Afirma Francisco: “Un pueblo vivo, dinámico y con futuro es el que está abierto permanentemente a nuevas síntesis incorporando al diferente. No lo hace negándose a sí mismo, pero sí con la disposición a ser movilizado, cuestionado, ampliado, enriquecido por otros, y de ese modo puede evolucionar” (FT 160).

 

La realidad es que hay fenómenos sociales que articulan a las mayorías, que existen megatendencias y búsquedas comunitarias. También que se puede pensar en objetivos comunes, más allá de las diferencias, para conformar un proyecto común. Finalmente, que es muy difícil proyectar algo grande a largo plazo si no se logra que eso se convierta en un sueño colectivo. Todo esto se encuentra expresado en el sustantivo “pueblo” y en el adjetivo “popular” (FT 157).

 

Y en relación con quiénes serían entonces las personas abocadas para pisar el terreno político, Francisco señala el espíritu que debe guiar a tales personas, diríamos, el talante que se necesita para ser político.

 

“Hay líderes populares capaces de interpretar el sentir de un pueblo, su dinámica cultural y las grandes tendencias de una sociedad. El servicio que prestan, aglutinando y conduciendo, puede ser la base para un proyecto duradero de transformación y crecimiento, que implica también la capacidad de ceder lugar a otros en pos del bien común” (FT 159).

 

Otra cosa que aclara el Papa Francisco en su Carta Encíclica es la distinción entre economía y política. Y aquí es claro y contundente: se deben distinguir y nunca la política debe estar sometida a la economía como se hace en nuestro sistema neoliberal capitalista.El mercado solo no resuelve todo, aunque otra vez nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal. Se trata de un pensamiento pobre, repetitivo, que propone siempre las mismas recetas frente a cualquier desafío que se presente” (FT 168).

 

Y más adelante insiste el Papa: “Me permito volver a insistir que «la política no debe someterse a la economía y ésta no debe someterse a los dictámenes y al paradigma eficientista de la tecnocracia» […]. Aunque haya que rechazar el mal uso del poder, la corrupción, la falta de respeto a las leyes y la ineficiencia, «no se puede justificar una economía sin política, que sería incapaz de propiciar otra lógica que rija los diversos aspectos de la crisis actual» [….]Al contrario, «necesitamos una política que piense con visión amplia, y que lleve adelante un replanteo integral, incorporando en un diálogo interdisciplinario los diversos aspectos de la crisis»(FT 177).

 

Otro tema que aborda Francisco es el trabajo. Pero no sólo como un medio de para ganarse la vida, sino como un derecho universal por el que hombres y mujeres pueden expresar todo su potencial creativo, de habilidades y visiones de las cosas. Por lo que la política debe garantizar a cada individuo de la sociedad el ejercicio efectivo del trabajo. Y aquí entran los pobres. Sin la incorporación y el aporte de los pobres, una sociedad terminará por languidecer, por atrofiarse,  porque ha excluido una parte valiosísima de sí misma. Y no se trata de hacer una trabajo “para” los pobres, sin “con” los pobres donde ellos sean también los protagonistas.

 

Termino con el sueño de Francisco para nuestra sociedad. “La auténtica vida política, fundada en el derecho y en un diálogo leal entre los protagonistas, se renueva con la convicción de que cada mujer, cada hombre y cada generación encierran en sí mismos una promesa que puede liberar nuevas energías relacionales, intelectuales, culturales y espirituales” (196).

 

Creo que en esta coyuntura electoral que inicia en nuestro país debemos tener muy en cuenta y en serio estas luces y estas serias advertencias que el Papa Francisco nos da sobre la actividad política.

 

Procesar Pago
Compartir

debugger
0
0

CONTACTO

©2017 Amerindia - Todos los derechos reservados.