[Por: Ariolfo Padilla Neira]

Una de las afirmaciones más conmovedoras y en cierto sentido increíble de las Sagradas Escrituras es, sin duda alguna, la que hallamos en el versículo 14 del Prólogo al Evangelio según san Juan: “Y el Verbo se hizo carne”1. Esta aseveración es de verdad medular a la hora de intentar adentrarnos lo mejor posible en el misterio del ser de Dios, desde la perspectiva eminentemente cristiana. Tres aspectos significativos, implicados en dicha aserción, quisiera aquí evidenciar: carne, acontecimiento y devenir... 

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