22 de Diciembre de 2020
[Por: Tere y Luis Van de Velde | CEB]
(…) Monseñor inicia esta cita mencionado tres causas de la persecución a la Iglesia. (1) La Iglesia ha hecho y vive su opción preferencial por los pobres. En una sociedad donde los pobres son resultado del empobrecimiento por la vía de la explotación económica y la exclusión social, hacer una opción preferencial por las y los pobres entra evidentemente en conflicto con los poderes que son causantes de la pobreza y la exclusión. Y esa opción preferencial por los pobres no es un capricho de alguien, sino está enraizada en el corazón del mensaje bíblico. (2) La Iglesia no solo predica la opción preferencia por los pobres, sino que trata “de encarnarse en el interés de los pobres”. En otras palabras, la Iglesia vive esa opción encarnándose e insertándose en su realidad, cargando con su cruz y asumiendo las causas y las luchas (el interés) de los pobres. De ahí que la Iglesia apoya decididamente las justas reivindicaciones y el derecho a la organización popular. (3) “decir a todo el pueblo, gobernantes, ricos y poderosos; si no se hacen pobres, si no se interesan por la pobreza de nuestro pueblo como si fuera su propia familia, no podrían salvar a la sociedad.” No es de extrañar que este tercer aspecto de la voz profética de la Iglesia provoque reacciones violentas de parte de “gobernantes, ricos y poderosos”. Monseñor sabe que gobernantes-ricos-poderosos siempre proclaman que ellos saben como desarrollar el país, que ellos son la salvación de la sociedad. Ellos tienen los medios, tienen el poder y la sabiduría para hacerlo, dicen. Monseñor les aclara que hay otras dos condiciones fundamentales para que sean salvadores de la sociedad. (a) Háganse pobres. Es decir: actúen como aquella figura rica y explotador del evangelio, llamado Zaqueo, que entrega la mitad de sus propiedades y se compromete a devolver todo lo que ha conseguido (injustamente). Las familias oligarcas y de toda expresión de la burguesía no pueden servir para un futuro mejor para toda la sociedad si no comparten radicalmente sus intereses. Recordemos aquí a Enrique Córdoba, de una familia oligarca, ministro de agricultura al inicio del año 80 quien dijo: vamos a expropiarnos, iniciando la Reforma Agraria. Luego pagó sus opciones derramando su sangre. Y (b) Interésense “por la pobreza de nuestro pueblo como si fuera su propia familia.” Monseñor pide a todos y todas (“todo el pueblo, gobernantes, ricos y poderosos”) preocuparse por la pobreza de las mayorías como que fuera de suma importancia de la propia familia. Esto es una condición para que gobernantes, ricos y poderosos puedan servir al pueblo...
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