05 de Diciembre de 2020
[Por: Juan Cejudo, miembro de MOCEOP y de Comunidades Cristianas Populares]
He leído, casi de un tirón, el librito de Juan José Tamayo, profesor emérito de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid y teólogo de la liberación, editado por Herder, de 128 páginas, sobre la vida de Pedro Casaldáliga, un obispo como la copa de un pino, al que vengo siguiendo desde sus comienzos en Brasil, con aquella célebre pastoral de comienzos de los 70 del pasado siglo titulada: "Una iglesia en conflicto con el latifundio y la marginación social", que difundió la revista Misión Abierta, que dirigía Teófilo Cabestrero...Desde entonces no he dejado de seguir a Casaldáliga, un gran referente para muchísimos cristianos y también no cristianos, por su compromiso con los más pobres del planeta.
He disfrutado mucho leyendo ahora este libro de Tamayo "porque recoge muy bien todas las dimensiones de su vida como persona creyente, obispo al servicio del pueblo, militante revolucionario, activista social, teólogo de la liberación, místico con los pies en la tierra"
El libro nos va llevando por todas las facetas de su vida, que muchos ya conocemos, pero lo hace de modo ordenado y desmenuzando las principales causas por las que luchó y el sencillo estilo de vida que asumió, para vivir como vivían los más pobres de su vasta diócesis, en una casa humilde, para ser como ellos. Ese estilo de vida sencillo, que demostraría hasta el final de su vida, a la hora de ser enterrado a orillas del rio Araguaia, junto a los que morían más pobremente: "para descansar/ sólo quiero esta cruz de palo/ con lluvia y sol/¡estos siete palmos y la Resurrección!"
Resalta su faceta como poeta, pero no una poesía evasiva, "sino que hace pie en la realidad, que está transida de indignación, de dolor por la injusticia y el hambre que la sufre la mayoría de la población mundial y eso cree que también es evangélico". Casaldáliga es un poeta de la liberación.
Casaldáliga es un "obispo en rebeldía e insurrección evangélica". Desde que lanzara aquella célebre pastoral, se enfrentó a los poderosos, que repetidamente intentarían matarle. Era también un revolucionario internacionalista, que apoyó y se solidarizó con los movimientos revolucionarios latinoamericanos. Un intelectual crítico, un ecologista, un gran místico, su oración no era evasiva, estaba radicada en la Tierra, un soñador, un hombre de esperanza, un "obrero de la utopía" y "un soñador de una Iglesia vestida de evangelio y sandalias". Partidario de la opcionalidad del celibato y del movimiento de comunidades eclesiales de base. Abierto también a la participación de las mujeres en el presbiterado.
En el capítulo 4 del libro habla de las causas de Pedro Casaldáliga que él va enumerando y comentando:
-Defensor de la causa de las comunidades indígenas y afrodescendientes. La Misa de los Quilombos y la Misa de las Tierra sin Males reflejan este compromiso, además de su permanente apoyo a sus causas liberadoras.
-Defensor de la causa de las mujeres empobrecidas y discriminadas. Renunció a la candidatura del premio Nobel de la Paz en beneficio de Rigoberta Menchú, por ser mujer, por ser indígena y por los 500 años de colonización.
- Opción por el diálogo intercultural, interreligioso e interétnico. Respetó y compartió las cosmovisiones, espiritualidades y sabidurías de las comunidades indígenas, campesinas y afrodescendientes y reconoció sus deidades. Pero ese diálogo interreligioso no debe ser en torno a una mesa, aséptica, narcisista, sino que debe estar al servicio de los grandes problemas de la humanidad: la pobreza, el hambre, la guerra, el racismo, la marginación, el miedo...para humanizar la Humanidad en nombre de Dios.
La memoria subversiva de los mártires ocupa el V Capítulo del libro de Tamayo. Jesús de Nazaret fue el primer mártir. Le seguirían otros muchos como Óscar Romero, el padre Joao Bosco y muchísimos líderes campesinos e indígenas asesinados por luchar por sus derechos humanos pisoteados por los poderosos y por la dictadura brasileña.
Casaldáliga, dice Tamayo, está en la senda de los padres de la Iglesia de Amerindia. Él fue uno de los obispos que de manera coherente puso en práctica el Pacto por las Catacumbas que impulsaron 40 obispos y al que se adhirieron luego más de 500; optaron por una Iglesia pobre, de los pobres viviendo como ellos y comprometiéndose con las causas justas del pueblo, lo que sería el antecedente de la teología de la liberación.
Estos obispos vivían con sencillez y fueron críticos con las dictaduras extendidas por todo el continente. Fueron perseguidos por los poderes políticos, económicos, militares y religiosos. Muchos de ellos impulsaron las redes de comunidades eclesiales de base, que tanto le preocupaban a Rockefeler en aquel célebre informe.
Casaldáliga y otros obispos se solidarizaron con teólogos represaliados por Ratzinger . Tamayo hace una memoria de muchos de estos obispos comprometidos con el Evangelio y con el Pueblo oprimido, como Helder Cámara, Óscar Romero, Angelelli y otros...
Merece mención especial el capítulo dedicado a las “madres de las la Iglesia de América Latina”, a quienes reconoce el mismo papel protagonista en el cristianismo liberador que a los “padres”. Ellas estuvieron presentes en las transformaciones políticas y sociales de América Latina, “jugaron un rol fundamental en la eclesiogénesis, es decir, en la reinvención de la Iglesia a través de las comunidades eclesiales de base y crearon la teología feminista de la liberación, que se abrió al diálogo con otras tendencias teológicas en perspectiva liberadora: indígena, afrodescendiente, intercultural, interétnico...
Termina el libro con una interesante bibliografía de obras sobre Casaldáliga y las obras que el mismo escribió y una muy interesante entrevista a Pedro Casaldáliga que le hicieron Eduardo Lallana y Charo Garcia de la Rosa.
Un libro que os aconsejo leer, sin duda.
* * *
Nota: las cursivas son frases textuales de Tamayo en su libro.
REFLEXIÓN:
La lectura de este libro me produce una reacción inmediata: ¡Qué pena no tener obispos así en España!
La gran mayoría de nuestros obispos sólo hablan de asuntos eclesiásticos, de mantener el status clerical, de la enseñanza de la religión en las instituciones educativas públicas y privadas, de descalificar a las mujeres que interrumpen voluntariamente el embarazo, de no aceptar plenamente a los homosexuales en la iglesia, de reclamar las asignaciones tributarias de la Iglesia, en vez de vivir de la autofinanciación como establecen los actuales Acuerdos. Utilizando siempre el Concordato preconstitucional, para sus privilegios, condenando el divorcio , las relaciones prematrimoniales y los anticonceptivos...
Y no digamos cuando tenemos que escuchar las diatribas políticas contra todo lo que sea un gobierno de izquierdas por parte de no pocos de ellos. Hasta salen a la calle en manifestación con las derechas, siempre con las derechas.
Cuando no, el estilo dictatorial de algunos, que denuncian a sus sacerdotes ante los tribunales o negándoles ser recibidos, por mucho que se lo soliciten... y manteniendo las muchas propiedades de las diócesis para la especulación inmobiliaria, en vez de ceder, si no todos, algunos de ellos a los necesitados...Parecen más promotores inmobiliarios que pastores.
Casaldáliga es un verdadero creyente, un verdadero enamorado de la causa de Jesús y su Evangelio. Un verdadero pastor al servicio de todos, pero especialmente de los más pobres. Una persona que vivió con coherencia de vida la radicalidad del evangelio.
Estos son los obispos que necesitamos.
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