[Por: Tere y Luis Van de Velde | CEB]

A algo más de un mes de su asesinato, Monseñor sigue expresando su confianza que algún día las familias oligárquicas del país reflexionen “con serenidad humana o cristiana” y que no sigan defendiendo “lo indefendible”.  Les dirige el llamado de Jesús: “¡Ay de ustedes porque mañana llorarán!”. Llorarán cuando les quitan las tierras que han acumulado (casi siempre injusta e ilegalmente) durante siglos expulsando las familias que vivían ahí originalmente.  Llorarán cuando, al estallar el conflicto, se les destruye sus ingenios, beneficios, bodegas de algodón, o cuando sufren secuestro o asesinato de algún familiar. Monseñor no justifica la reacción violenta de grupos armados, pero sí logra visualizar que en la espiral de violencia esas cosas pueden suceder. Para evitar que “les puedan cortar la mano”, Monseñor pide que “sean lógicos con sus convicciones humanas y cristianas”…

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