Mito de la Búsqueda de la Tierra sin Mal

05 de Noviembre de 2020

[Compartido por Margot Bremer en la celebración final del encuentro "Teología de la liberación en tiempos excepcionales de crisis y esperanza"]




La mayoría de los pueblos indígenas considera que el pasado  está  delante y el futuro atrás. Por esa razón, los mitos de creación son de una eminente importancia porque quieren caminar hacia el futuro buscando sus orígenes. Aquí queremos presentar el mito guaraní de los “gemelos” que conduce a este pueblo originario a la búsqueda de la Tierra sin Mal.

 

“Dios Ñanderuvusu aparece solo en medio de una gran oscuridad llena de murciélagos que luchan entre sí. El lleva el sol en su pecho. Ata a dos palos en forma de una cruz y la coloca en dirección de la salida del sol. Pisa encima para que sea soporte de la tierra la que en seguida comienza a brotar. En cuánto Ñanderuvusu retire este soporte, la tierra se destruirá.”

 

Dos símbolos sagrados están aquí interrelacionados: el sol y la tierra. El  sol simboliza  la manifestación de la sabiduría divina; sale del corazón de Dios y es fuente de vida y de luz para toda la creación.

 

Las cuatro extremidades de la cruz significan los cuatro puntos cardinales que dan el orden inherente a la creación. Los palos interrelacionados en forma de cruz incrustados en la tierra, simbolizan la armónica convivencia entre tierra y humanidad. 

 

Sin embargo, la humanidad no respeta este orden del mundo. Impone otro orden a su propio interés que lleva consecuentemente a la  lucha  (cf. murciélagos) y a la agresión hiriente de  la tierra. 

 

La segunda parte del mito invita a una salida de esta oscuridad.

 

Presenta a dos hermanos, hijos de Ñanderuvusu y futuros padres de la cultura guaraní. Ellos se escapan de la casa del Mal, los tigres, y se ponen en camino a buscar otra casa y otra tierra sin Mal. Caminan juntos y gracias a su diversidad pueden complementarse en sus dones, habilidades y calidades que les ayuda a superar situaciones de dificultades y crisis. Con cada paso de su caminata se están haciendo más parientes de la tierra con sus plantas y animales, mientras que rechazan a personas que les quieren engañar; piden constantemente  la sabiduría creacional de Ñanderuvusu en su caminar y se perciben acompañados y conducidos por Él. Saben descubrir, respetar y colaborar con la particularidad del territorio y aprenden hermanarse cada vez más entre sí y a relacionarse filialmente con la Madre Tierra. Descubren el principio de la reciprocidad y lo respetan como sostén de la tierra, intentando re-equilibrar constantemente su convivencia entre sí, con la Madre Tierra y con Ñanderuvusu. Todas esas experiencias les enseñan a discernir entre el bien y el mal para poder mantenerse firmes en su opción por el camino de la Tierra sin Mal. Al llegar finalmente, son recibidos por su madre y encuentran en plena madurez el sueño creacional de su Padre Dios.

 

Este mito hoy nos invita a escuchar el mensaje de que cada pueblo con su propia cultura  es invitado a encontrarse y hermanarse con las demás culturas para caminar juntos a la Casa Común, escuchándose recíprocamente en un diálogo intercultural y aprendiendo de la Madre Tierra la armónica interrelación en su biodiversidad, de la los seres humanos formamos parte. 

 

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