27 de Octubre de 2020
[Por: Ilka Oliva Corado]
Cuando cumplí 15 años fui a conocer Comapa, el pueblo donde nací. Me enamoré a primera vista, de los niños de panzas cundidas de amebas saltando descalzos en los charcos de agua, ¡la felicidad de los inocentes! De las sombras de los encinos rojos que daban vida a los barrancos. Y en los senderos la compañía de los guayabos silvestres, los palos de jiote, los nances, las manzanas rosas, los chaparrones y los palos de jocote de corona…
Descargue el artículo.
©2017 Amerindia - Todos los derechos reservados.