16 de Octubre de 2020
[Por: Juan José Tamayo]
Boaventura de Sousa Santos, director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra (Portugal), profesor de la Universidad de Wisconsin (USA) y uno de los más prestigiosos científicos sociales de nuestro tiempo, muestra en sus investigaciones recientes una especial sensibilidad intelectual hacia el papel de las religiones y de las teologías políticas progresistas en los procesos de reinvención del conocimiento, refundación del Estado, reinvención de la democracia y reconstrucción contra-hegemónica de los derechos humanos, y en los movimientos sociales.
Es este un campo en el que ha hecho aportaciones relevantes en diálogo fecundo entre la teoría crítica de la sociedad y las teologías de la liberación, que ahora llegan a su zenit con su obra Si Dios fuera un activista de los derechos humanos, publicado por la editorial Trotta. Lo he leído con verdadera fruición y en diálogo interdisciplinar con el autor, entrañable amigo con quien comparto encuentros y debates en la Universidad de Coimbra, en España y América Latina.
Boaventura demuestra un excelente conocimiento de las teologías políticas desarrolladas en el Sur Global. Es este libro junto con los dedicados a las Epistemologías del Sur una de las fuentes de inspiración de mi libro Teologías del Sur. El giro descolonizador (Trotta, Madrid, 2020, 2ª ed.).
Vivimos, constata, en un tiempo en el que las escandalosas injusticias sociales y los sufrimientos humanos no generan la indignación moral debida y la voluntad política para combatirlas ni para construir una sociedad más justa e igualitaria. En estas circunstancias, no podemos desperdiciar ninguna de las experiencias sociales de carácter emancipatorio que puedan contribuir a dicha construcción. A este respecto observa que muchos activistas en la lucha por la justicia socio-económica, ecológica, étnica, sexual y poscolonial apoyan su activismo y sus reivindicaciones en creencias religiosas y espiritualidades: cristianas, judías, islámicas, hindúes, budistas, indígenas, etc. Emergen, así, nuevas subjetividades que intentan compaginar la militancia alter-mundialista con referencias trascendentes o espirituales, que, lejos de alejarlas de las luchas materiales e históricas por otro mundo posible, las comprometen con más radicalidad y profundidad.
Todas las religiones, reconoce, tienen un gran potencial para desarrollar teologías políticas liberadoras, capaces de integrarse en las luchas contra-hegemónicas por los derechos humanos y contra la globalización neoliberal y de ser una fuente de energía radical en dichas luchas. De Sousa Santos hace un análisis riguroso –tanto por su contenido y profundidad, como por su amplitud de conocimientos- de tales teologías políticas: cristiana, judía, musulmana, palestina, teologías feministas, teologías interculturales e interreligiosas, que fundamentan teóricamente la relación entre la experiencia religiosa y el compromiso por la defensa de la dignidad humana y remiten a prácticas emancipatorias. A su vez, identifica los principales desafíos que estas teologías plantean a los derechos humanos.
Estos discursos religiosos no se atienen a la concepción ilustrada de la religión, que sitúa a esta en la esfera privada y la recluye en los lugares de culto, sino que defienden su presencia en la esfera pública, pero no por la vía de alianza con el poder, sino ubicada en los espacios de marginación y exclusión, vinculada a los movimientos sociales, respetuosa, al tiempo que crítica, con el proceso de secularización, y sin pretensión alguna de confesionalizar la sociedad.
En definitiva, lo que hace el profesor de Coimbra es un ejercicio de traducción intercultural de las dos políticas normativas que pretenden operar globalmente: la de la concepción contrahegemónica de los derechos humanos y la de las teologías políticas liberadoras, buscando zonas de contacto de las que puedan surgir energías nuevas para llevar a cabo una transformación radical.
Si Dios fuese un activista de los derechos humanos es ciertamente un condicional metafórico al que de Sousa Santos da una respuesta metafórica: “Si Dios fuera un activista de los derechos humanos, Él o Ella, andarían definitivamente en busca de una concepción contrahegemónica de los derechos humanos y de una práctica coherente con la misma. Al hacerlo, antes o después, este Dios se enfrentaría al Dios invocado por los opresores y no encontraría ninguna afinidad con Este o con Esta”.
El nexo de unión entre esta concepción de los derechos humanos y las teologías liberadoras es la epistemología del Sur, una de las más relevantes aportaciones filosóficas y sociológicas de Boaventura, que ilumina la oscuridad del presente en estas disciplinas.
Imagen: https://www.eltiempo.com/bocas/entrevista-con-boaventura-de-sousa-santos-501262
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